Estaba bajando las escaleras de la casa, había quedado con los chicos para hacer la tarea de clase y Leila dijo que podíamos ir a su casa como punto de encuentro y así Sofi se unió también.
-Mamá, voy a hacer unas tareas a casa de una amiga-
-¡Que bueno que ya tengas amigas y tan rápido!- dijo alegre- no llegues muy tarde cariño, te amo- me dijo y me dio un beso en la mejilla mientras yo me dirigía a la puerta.
-Tambien te amo, hablamos después-
(...)
-Stephanie, eres buena explicando- Chris me pedía cada dos ejercicios que le explicara y cada vez que termino de explicar, dice lo mismo.
-Sí, esa pelicula estaría bien- Leo, Chris y yo somos los que tenemos que hacer la tarea, Sofi y Leila se han dedicado en su mayoría a escoger una película para cuando terminemos.
-Bueno, es literatura así que es más fácil que explicar matemáticas por ejemplo- le contesté a Chris
Llegué a casa de Leila caminando, no está tan alejada de la mía, solo son 10 minutos caminando. Aun así planeo irme temprano, no me gustaría tener que volver a casa en la oscuridad de la noche, aún estoy un poco escéptica sobre la seguridad del pueblo.
-Iré a ver si hay comida en la nevera para traer, regreso ya-
-Creo que nosotros nos iremos más temprano, lo sentimos- dijo Leo después de revisar su celular
-Sí, tenemos práctica con el equipo. No podremos ver la película- lo secundó Chris.
-Mmm, ¿Stephanie, tu no te irás verdad?-
La verdad es que no tengo una excusa tan valida como los chicos así que no tengo la opción de negarme.
-Claro, yo me quedo-
(...)
Al final, terminé saliendo de casa de Leila muy tarde. La película resultó tener dos partes, así que Sofi y yo salimos cuando ya estaba oscuro.
-Tu casa queda más lejos que la mía, siento no poder acompañarte-
Estábamos frente a la casa de Sofi, ella también decidió caminar ya que su casa quedaba como a 4 minutos de la casa de Leila, casi eran vecinas.
-No te preocupes, tampoco queda tan lejos-
-Bueno, hablamos luego. Ten cuidado-
Seguí mi camino, ahora caminando un poco más rápido. La verdad es que tenía un poco de miedo, estaba muy oscuro ya. La única luz que se veía era la de algunos faroles por el camino.
Doblo la última esquina, ya aquí sería todo recto para mi casa.
Hay alguien caminando en dirección contraria a la mía, o sea , que viene hacia mi. Puedo observar que tiene la figura de un hombre y lleva un jacket con capucha y mantiene la cabeza baja, así que no logro ver su rostro.
Cada vez era menos la distancia que nos separaba.
Cada vez menos.
Menos.
Ya estaba pasando por su lado, solo unos centímetros entre nosotros, pero cuando creo sentir un poco de alivio, siento como alguien me agarra del antebrazo.
Mi corazon dejó de funcionar por un segundo antes de comenzar a palpitar con frenesí.
Volteo mi rostro hacia el hombre y ahora si le veo la cara claramente, era el chico con el que choquee de camino a mi casa la otra vez.
-Hola, nos volvemos a encontrar-
No sé si era por la situación o por la oscuridad, pero me sonrió de una manera muy siniestra-
-... Hola... ¿podrías soltarme?... por favor- tengo mucho miedo, mi corazón se me quiere salir por la boca.
-Mmm, claro-
Me suelta del brazo, pero de un segundo a otro estaba contra la pared con el sujetándome de las muñecas y apoyando un poco su cuerpo en el mio para inmovilizarme.
-¿Qué haces? Suéltame-
-Te soltaré en un momento solo quiero hacer algo primero-
Esto no puede estar pasando. Esto no puede estar pasándome. ¿En que momento decidí que ir sola de noche hasta mi casa sería buena idea? Ni el pueblo más pequeño es seguro.
-Esto te va a doler solo un poco, estate quieta- me dijo mirando mi cuello.
¿Iba a hacer eso aquí? ¿En medio de la calle?
Grita
Comencé a gritar, a pedir ayuda. Quizás alguien me escucharía, pero no duró mucho, por no decir que ni siquiera llegó a salir nada de mis labios. El hombre me tapó la boca en cuanto leyó mis intenciones, él era rapido.
-Nadie vendrá por ti- susurró acercándose a mi cuello.
Las lágrimas empezaron a salir sin darme cuenta, la sensación que sentía era indescriptible. La impotencia que sentía por no poder hacer nada para defenderme era una sensación horrible.
El acercaba cada vez más su rostro al mío, podía sentir su respiración en mi cuello.
Ya podía esperar lo peor pero no podía hacer nada. Por más que intentara safarme de sus manos no podía, él era muy pesado, me inmovilizaba a la perfección. Solo podía tener esperanzas de que alguien llegara a salvarme, pero seamos honestos esa opción era imposible...