Aquí estaba yo en la cima de la cascada, debatiendo si saltar es una buena idea o si
sería la última de mi vida. Es mucha altura, sería una caída mortal y el pánico me está inundando.
-¿Vas a saltar o no?- me dijo Josh quitándose la camisa.
Quitándose la camisa.
Quitándosa la camisa.
Quitándose la camisa.
-Tengo miedo ¿quién nos asegura que no nos mataremos al caer?- le dije tratando de mantener mi vista en sus ojos lo cual me fue imposible.
Debería ser un delito para este hombre quitarse la camisa.
-Nadie- yo lo miré con horror, el rió- tranquila no voy a dejar que te pase nada-
Su espalda se ve mas ancha de lo usual. ¿Trabajará su cuerpo a diario o ya por ser vampiro se le forma ese cuerpo?
Vuelvo a mirarlo a los ojos al escuchar como ríe.
-Sé que me veo bien, pero ¿podrías dejar de mirarme como si me fueras a v****r?- Yo aparté mis ojos de él en el instante sintiendo mi cara arder de vergüenza- ahora, ¿piensas tirarte con la ropa puesta?-
-No tengo bañador- le respondí con obviedad.
-No lo necesitas, solo quítate la blusa-
-¿Quieres que me quede en ropa interior delante de ti?- me volteé para mirarlo nuevamente, él se encogió de hombros.
-No me importaría- él estaba mostrandome una sonrisa de lado y alzando ambas cejas con incredulidad me acerco y le golpeo con el dedo en el hombro.
Él solto una pequeña carcajada y se acercó más al risco. Su risa era contagiosa y hermosa, el casi nunca reía de verdad así que verlo haciéndolo era algo que no se me pasaría desapercibido.
Mire hacia abajo para ver mi ropa. No quiero arruinar mi camiseta, es nueva. Me la había regalado Sofi y me gusta mucho como me queda. Pero por otro lado no quiero quitármela, no tenía bañador solo mi ropa interior, aunque tampoco es que la ropa interior sea muy reveladora.
Ugh, espero tomar la decisión correcta.
Tomé los bordes de la parte inferior de la camiseta y los subí por mi torso hasta que subió por mi cuello y se retiró completamente. Me giré para ponerla en una esquina que no se mojara con las gotas que salpican de lo alto de la cascada.
Vuelvo a girarme hacia la cascada y pude ver como Josh me miraba sorprendido y atontado. Su vista recorría mi cuerpo entero y luego se detuvo en mi cuello, pude notar como tragaba saliva hasta que cerró los ojos y se volteó.
-Suéltate la coleta- dijo con voz ronca mirando la laguna.
Yo la suelto rápidamente al entender lo que le pasaba y veo como poco a poco la ligera tensión en sus hombros desaparece.
Al fin y al cabo es vampiro, no creo que se le resulte fácil estar con una humana como yo que padece de taquicardia cada vez que esta con él.
-Ven vamos a arrojarnos-
-No- dije retrocediendo. Él giró y me miró a los ojos y al instante siguiente me vi enganchada a su hombro observando su trasero.
-¡Sueltame! ¡Josh nos vamos a matar! ¡No sé nadar!- grité desesperada, pero fue en vano. Sentí como brincó y vi la laguna debajo de nosotros como un pozo hacia nuestro final.
(...)
Ya había pasado un buen rato desde que llegamos aquí. Debo admitir que me la he pasado muy bien con Josh, aún con sus sarcasmos, cambios de humor, aveces puede ser muy divertido.
Habíamos decidido salir del agua y venir a este pequeño espacio entre los árboles que nos protegían del sol para descansar.
-Oye- le llamé. Él hizo un sonido con la garganta para indicar que estaba escuchando, ya que tenía los ojos cerrados y estaba sentado con su espalda contra un árbol- ¿eres inmortal? quiero decir, ¿nada te puede matar?- pregunté timida.
-Bueno, la madera es lo único que me puede lastimar. Balas de madera y estacas, cosas así si saben usarse, pueden matar a un vampiro- me contestó aún con los ojos cerrados.
-¿Y la plata?- el rió.
-Eso es cosa de perros-
-¿Perros?- pregunté incrédula.
-Licántropos, perros pulgosos, sucios- dijo con asco, y esto comprobaba que los licántropos tambien existían y la leyenda de que vampiros y lobos no se llevan bien es verdad. Respiré hondo.
-Hoy ha sido un buen día- dije con sinceridad. Él abrió los ojos y se giró para verme lo cual hizo que yo también girara mi cabeza para verlo.
Sentí como mis ojos se hicieron más grandes al sentir como sus dedos colocaban un mechón de mi pelo detrás de mi oreja. Acto seguido sentí como mi cara entera se calentaba.
-Lo mismo digo- me susurró cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi rostro. La mano con la que acomodó el mechón en mi oreja se corrió hasta mi cuello y se acomodó en él para acercarme más a Josh para así terminar con todo el espacio que nos separaba. Sus labios se movieron suaves sobre los míos, pero luego de unos instantes se separó. Sin embargo, la decepción no me duró tanto ya que la mano con la que sujetaba mi cuello se desplazó hasta mi cintura, su otra mano se colocó detrás de mi cabeza y me acercó hasta su pecho para que me recostara en él.
Mi corazón no podía estar más acelerado, ni mi cara más roja. Tenía esa sensación cálida en el pecho que ya se me hace tan familiar cuando estoy con Josh. Estos son los momentos que nunca podré olvidar. En los que me encanta estar, los que me llenan de paz, los que quiero vivir, en los que puedo ver un lado distinto de Josh. Estas cosas son por las cuáles no puedo evitar sentir lo que siento por él.
-Tranquilízate, parece que tu corazón se va a salir-
(...)
Ya era de noche y Josh me estaba llevando a casa. El ambiente es silencioso pero no incómodo, todo lo contrario. Hoy había sido un día magnífico.
Mi primera cita con Josh.
De solo pensarlo se me forma una sonrisa.
Ya habíamos llegado a mi casa y reaccioné al momento incómodo de no saber como despedirme.
Yo no quería despedirme, no quería que este día se acabara.
-Buenas noches- fue lo único que dije. Iba a abrir la puerta, pero Josh me sostuvo del brazo y me detuvo.
-No más citas con nadie que no sea yo- me advirtió. Luego dejó un pequeño beso en mis labios para susurrar cerca de ellos- buenas noches-