La peor traición de un esposo.

1000 Words
La dulce y bella Anabella volvió a casa, con Alfonso su esposo, ella había quedado completamente ciega, después del accidente, cada día qué pasaba tenía qué soportar a su esposo qué mantenía relaciones con su mejor amiga Charlotte. Cada noche sentía su alma partida, en mil pedazos, él hombre qué ella amaba, la había traicionado, debía seguir fingiendo, aceptando su vida tal cuál era, cómo si no hubiese pasado nada, Alfonso y Charlotte tenían un plan, había llegado él momento de sacar de su vida a Anabella, ella seguía ahí, en esa casa cuándo quedaba sola, mientras él se iba al estudio, estaba Priscila qué le ayudaba, la señora era dama de compañía se ocupaba de todo; del cuidado de la casa y la limpieza; afuera también había un jardinero, en él cuál siempre mantenía limpia la piscina de aquella bella casa. Anabella no podía ver; estaba estudiando aunque ella aún amaba Alfonso, sentía qué su amiga la había traicionado. Una mañana llegó Priscila. — Hola, ¡buenos días! ¿Cómo estás mi pequeña?, disculpa qué te llame así; te veo cómo si fueras mi hija, cualquier cosa qué necesites cuenta conmigo para lo qué sea, estaré ahí para ayudarte. Anabella era una mujer muy inteligente, desde aquella vez qué pasó él accidente no mantuvo más relaciones con su esposo, desde la noche qué lo vió juntos. Durante él día Anabella siempre estaba llorando, cuándo llegaba él fingía, qué estaba todo bien, apenas Priscila se iba, su amiga Charlotte, entraba a escondidas para verse con Alfonso su esposo. Pasaron los días y las noches Anabella, no dormía pensando en la traición de su esposo, estaba en la misma cama qué Alfonso, aún qué ya nada sucedía entre ellos, ni siquiera una caricia, un consuelo recibía de Alfonso, él estaba frío, distante, se lo pasaba en la biblioteca de aquella casa mirando, libros o la computadora menos al lado de ella, en la parte de atrás había una puerta en él cual su enemiga en vez de amiga Charlotte entraba por esa puerta para verse con Alfonso, estaban planeando cómo hacer para deshacerse de Anabella. — ¡Mi amor! ¡deberías hacer algo para qué Anabella ya no este más!, en está casa, es un estorbo para nosotros. Anabella estaba convencida, de qué su relación con Alfonso estaba terminada para siempre. Había decidido dejar de existir, salía a caminar, junto a Priscila, ella no quería continuar más con su vida, estaba cansada, sabía qué en las noches cuándo Priscila se iba Charlotte entraba por la puerta de atrás, sintiendo él perfume de ella. — Hola amor ¿estás ahí?—Preguntó Anabella. Justo en ese momento estaba con Charlotte, en la biblioteca de aquella casa a escondidas besándose teniendo relaciones. —Mi amor pasa, estoy acá leyendo, ordenando las carpetas y viendo todos mis clientes qué son muchos, Anabella no soportaba lo falso qué era él hombre qué la había traicionado, podía esperar todo de él. Charlotte comenzó a reír, lo abrazaba, Anabella no podía ver; si sentía él perfume de ella. Anabella estaba en él peor momento de su vida. De niña había sido muy amada por sus padres, excelente en la escuela, ellos eran dueños de una heladería, a ella le gustaba estar con ellos, había salido abanderada, tenía excelentes calificaciones, venía de una familia llena de amor y felicidad. Alfonso era un hipócrita, mentiroso, la trataba muy bien aún qué ella sentía su hipocresía hacia ella. Recorría los lugares de la casa con ayuda de un bastón. Una mañana Anabella se encontraba sola, Priscila no había podido ir le habían surgido inconvenientes, ella entró a la cocina, se tropezó con un banquito, qué estaba a la orilla de la cocina, siente impotencia y llora, ¿¡Por qué me pasa esto a mí!? ¿¡Qué hice mal!? ¿¡Qué error cometí!? Ese mismo día comenzó a lo los gritos, no podía controlarse su vista, había sido los más importante en su vida, al rato tocan la puerta, ella va despacio y cómo puede hacia la puerta. —Hola ¿Quién es? Anabella, grita desde adentro. —Soy tú amigo Alexander, abreme por favor. —Es qué no puedo, hoy no a venido Priscila, la mujer qué me ayuda, ¡Amigo, no puedo más! Anabella, en ese momento no podía abrir la puerta, se sentó en él piso agachó la cabeza comenzó a llorar cómo una niña, Alexander escuchaba sus sollozos desde afuera. —Amiga ya no llores, pronto encontraremos una solución. De pronto apareció Alfonso qué venía lleno de carpetas. — Hola ¿Cómo estás? Ya abro la puerta no te preocupes. Alexander, había sido su mejor amigo, la levantó del piso y le ayudó a qué se acomodara en una de las sillas. —Alfonso por favor, me traes algo para tomar, Priscila no pudo venir. Las palabras de Alfonso rebotaban en él corazón de Anabella, cuándo él le decía falsamente. —¡Si mi vida, ahí voy! En ese momento Anabella hubiera deseado, largar todo e irse, antes prefirió seguir estando, al lado de un mal hombre. Alfonso estaba apurado. — Me tengo qué, ir los voy a dejar, debo ir a hablar con un cliente, enseguida vuelvo. Alexander le tomó él brazo a Anabella. — Dime ¿Cómo te sientes?, cuéntame estoy para escucharte, ¿Necesitas ayuda? ahí estaré siempre contigo, sabes qué te quiero cómo una hermana o quizás más qué eso, confía en mí. Alexander un hombre, no común de aspecto humilde, a pesar de ser un empresario muy distinguido. —Creeme amiga, siempre estaré contigo, para lo qué sea, siempre has sido mi amiga preferida, te acuerdas cuándo nos juntábamos, qué bien qué la pasábamos. Anabella comenzó a llorar. — Ya no se qué hacer, con esta situación, me siento perdida, él anda con ella, siento él perfume, cuándo llega a esta casa, ellos creen qué no me doy cuenta, amigo; Sí me doy cuenta qué ellos están siempre juntos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD