Prólogo
Prólogo.
Luciano Morgan es el líder de la organización criminal más grande del mundo, como también de Italia y aunque había sabido gobernar por años, una nueva mafia se había levantado buscando destruirlo. Él sabía que los Rinaldis se habían vuelto muy fuertes y además de joderle la vida le iban a complicar sus negocios como lo habían estado haciendo los últimos años, por esa razón aceptó aquella reunión con la familia Rinaldis para escuchar sus absurdas propuestas.
Las puertas del gran salón de reuniones en Roma, se abrieron para dar presencia al gran demonio. Los rostros de los presentes se desencajaron, algunos por temor o respeto y otros por rabia y rencor. Porque… ¿Qué hombre había liderado por tantos años? Se sabía perfectamente que la familia Morgan habían hecho una nueva cláusula para que solo ellos lideran la organización, pero muchos y entre ellos el peli n***o de rostro estoico, ojos azules oscuros y mandíbula cuadrada que estaba sentando a un costado, era uno de ellos. Angel Rinaldi uno de los hombres más deseados de Italia, como también el líder de una nueva organización que había formado. Astuto, manipulador, arrogante y con sed de poder, era el punto blanco de Luciano, sin embargo no había podido destruirlo y por esa razón, estaba ahí, buscando la manera de aceptar la sociedad y la paz, aunque. ¿Quién podría estar seguro de eso?
Rinaldi observó a Luciano, como siempre no venía solo, con él estaba la élite completa, además de la nueva generación, que por deseos de él estaban allí. Desde las trillizas hasta el más pequeño de sus hijos habían hecho acto de presencia, logrando que muchos de los presentes apretaran las piernas.
«Eran unos dioses oscuros»
—Escucho tu propuesta Angel —habló Luciano al posicionarse en la silla enfrente de todos y mirando a Ángel como si no fuera más que un pedazo de estiércol.
Rinaldis se puso de pie y acomodó los botones de su camisa. Sus músculos se contrayeron al detallar a Luciano.
«Te haré meterte tu arrogancia por el culo maldito Demonio»; Pensó con una sonrisa maliciosa en su rostro.
—Mi propuesta es clara, propongo unir nuestros apellidos y así asegurarnos de que no habrá una amenaza de tu parte —bufó y el rostro con algunas arrugas de Luciano se desencajó de tal manera que Ángel estaba seguro que quería asesinarlo en ese momento—, Dame a una de tus hijas en matrimonio y así firmaremos un acuerdo de paz, seguirás gobernado, solo que estaba vez conmigo a tu a lado —habló con arrogancia.
La esposa del demonio enseguida apretó sus puños y los varones de aquella familia estaban con el rostro rojo de la ira, sin embargo, Luciano se mantuvo pensativo por unos segundos, observó a la mayor de sus hijas y luego miró a Rinaldis con una sonrisa llena de malicia en su rostro;
—Te daré a una de mis hijas, a la más frágil y a las más dulce para que te cases con ella y así dejaras de joderme el culo —informó.
Angel sonrió complacido para luego mirar a las tres hijas del Demonio. Él sabía cuál de ellas era la más frágil por eso supo cuál sería su esposa.
—Organizaré la boda, mañana mismo nuestras familias se unen, Luciano Morgan —concluyó sin saber, que Luciano Morgan no cede y que la hija que le entregaría no era precisamente una joyita.