Pasan unos minutos y Alexander abre la puerta, la voz de Samantha se escucha tenue. Hago pis y me meto a la ducha para bajar la calentura, presiento que a Alex también le está costando como a mí el mantener nuestras manos alejadas el uno del otro. Es como si nos acostumbráramos al tacto del otro y fuera lo más satisfactorio que podríamos experimentar. Salgo de la ducha colocándome uno de los albornoces que tienen el logo del hotel, la puerta se abre y veo vestido a Alex. Sus ojos recorren mi cuerpo y mi rostro. ─¿Te di permiso de que cubrieras tu cuerpo de mí? ─Pregunta con ronquez y esta recorre mi columna vertebral. ─No. ─respondo luego de tragar. Él rompe la distancia y acaricia mi mejilla. ─Tengo que bajar ─dice casi como si eso fuera una tortura. ─Lo sé…podemos seguir con