Alexander Cipriano El autobús se detiene en la ciudad adjunta a Knoxville, dejo salir un resoplido y camino hasta la iglesia donde me han entregado mi primer alzacuellos. Quien me recibe es mi párroco; Jacinto Valverde. Sus canas van en aumento como las arrugas de su cara, él me recibe con los brazos abiertos. ─Cipriano, que gusto verte de nuevo por aquí. Espero que sea porque me debes la cerveza y no porque necesites cumplir penitencia ─expresa palmeando mi espalda. «Necesito una lobotomía para sacarme a Clementina de la cabeza» Pienso en ella de todas las maneras posibles; con lujuria, pasión, anhelo y devoción. ─Jacinto…presbítero Valverde, he venido a reforzar mis votos ─digo sin creérmelo ni sé qué hago aquí. Él entorna sus ojos en mí. ─Vamos por esa cerveza y conversemos ─menc