Clementina Quinn Los dedos expertos de Alexander provocaron en mí la baja de tensión más exquisita nunca antes vista. Mi cuerpo se relajó luego de un orgasmo a mil pies de altura, para luego engullir varios aperitivos que él mandó a traer para mí, Alex solo me veía comer mientras bebía un poco de bourbon, sus ojos ardían sobre mí y sé que ese orgasmo no será el único que sentiré en este viaje. Cuando termino de comer sostiene mi mano atrayéndome de nuevo a su regazo, su calor me envuelve igual que sus brazos grandes haciéndome sentir segura y adorada, por un hombre tan hermoso. Sus ojos azules me llevan a suspirar de vez en vez y es que…nunca me había sentido así. Alex acaricia la cicatriz en medio de mis senos estremeciéndome. Sostengo su mano con las mías besando levemente sus nudil