Princesa De La Luna 1º Libro Serie Hijas De Dioses

Amaris Las hojas secas de los árboles crujen a mi paso, me fascina desconectarme del mundo internada en el bosque, en esta soledad encuentro la paz que en realidad no tengo, tengo más de doscientos años aunque solo aparento unos veinticinco, tantos años sola sin mi compañero a veces pienso que la Diosa luna me está castigando por mi actitud altanera, no soy mala, pero no me gusta que quieran pasar sobre mí y muchas veces hiero a los que me rodean con mis palabras. —Amaris, ¿Has olido eso? —pregunta mi loba a través del link y me saca de mis cavilaciones. —Si Ayla, es una fragancia exquisita, ¿De quién será? —por lo general nadie ronda esta parte del bosque. —No sé, pero creo que viene de ese lugar, Amaris no es nuestro mate, sin embargo, su aroma es demasiado atrayente —demasiado diría yo. —Si, yo también lo percibo, me voy a acercar, pero tienes que estar alerta —camino con cuidado de no ser detectada, pero es imposible ocultar mi presencia de otro lob... No puede ser que sea un... —Está muy bueno, me lo quiero comer todo — dice mi loba interrumpiendo mis pensamientos aunque ella los conoce muy bien por estar en mi conciencia. —No seas tan calenturienta Ayla, si esta como para comérselo y repetir todas las veces que se pueda, pero no sabemos quién es y que hace aquí —se nota que no es de aquí. Me sigo acercando esperando que aún no haya notado mi presencia, pero fracaso estrepitosamente, ya que he resbalado y voy rodando relativamente hasta sus pies cierro los ojos esperando el impacto doloroso, pero no siento nada, solo algo que me sostiene de la cintura, abro los ojos lentamente para encontrarme con las perlas más negras que jamás haya visto en mi vida. La Diosa estaría más que encantada de navegar en ese mar oscuro hasta perderse en sus profundidades. —¿Está bien señorita? —escucho que dice el sujeto que me sostiene y hace que mis alarmas se activen en seguida. —Sí... Gracias —mierda aún me está sosteniendo, pero es que no puedo hacer nada más me tiene como hipnotizada —. Disculpe, ya puede soltarme, digo sin querer salir de su agarre —ni siquiera me di cuenta en que momento se movió tan rápido y me tomo. —¿Segura que se encuentra bien? —pregunta mirándome a los ojos. Me tiene cautivada, inmóvil sin esfuerzo alguno. —Ya le dije que me podía soltar o es que; ¿Aparte de ciego está sordo también? —suelto de un sopetón—. Disculpe es que estoy nerviosa —trato de disculparme por ser tan grosera, pero la verdad las palabras se han desaparecido de mi boca—. Ya estoy bien —digo apenada y él me suelta. —Lo siento, yo solo quería ayudarla —dice a modo de disculpa sin apartar sus hermosos ojos de los míos. —No es nuestro mate, pero su aroma me encanta, quiero acurrucarme con él —interviene Ayla. —No haremos eso además no me da buena espina —reacciono de su embrujo. —Igual está muy bueno —insiste. —Decidimos esperar a nuestro mate ¿recuerdas? —cierro el link para que mi loba deje lo regalada y poder concentrarme en el hombre frente a mí. —Lo siento venía perdida en mis pensamientos y no reaccione sino hasta que me sentí sujeta por usted, disculpe por haber sido algo grosera fueron los nervios y el susto que me hizo reaccionar así —argumento. Es un hombre indescifrable que me intriga. Dorian Hay alguien cerca puedo sentirlo, pero ¿Qué mierda? Reacciono de inmediato corriendo para atajar a la estúpida mujer que viene cayendo, debería dejarla caer igual y no es mi problema, sin embargo, su aroma me atrajo hasta este lugar, me trae recuerdos de una época muy lejana. No puedo creer lo que mis ojos ven, una mujer hermosa con un aroma exquisito; bosque, lluvia, rosas e inocencia, una mezcla perfecta. Bien podría divertirme con ella un buen rato y ya luego la desecho, quiero probar las mieles de esta loba. Si pudiera recordar su rostro sería mucho más fácil encontrarla, no obstante, la diversión no está de más. —Lo siento, soy Amaris Bocalla —dice luego de un arrebato innecesario. Me gusta la forma en cómo sus labios se mueven, hacen que mi cuerpo reaccione. —Mucho gusto, Dorian Bru —Tomo su mano extendida sintiendo su tacto, es muy suave y cálido, me preguntó si será así toda su piel, mis ojos cambian de color demostrando mi deseo y delatando lo que soy. Un vampiro, el príncipe de mi especie con una única misión en la vida, poseer a toda costa a la hija de la diosa Luna. —Encantada y gracias por haberme evitado la caída, eres muy rápido y dime de donde eres? —noto como se fija en el cambio de mis ojos al tiempo que el olor de su deseo golpea mis fosas nasales. —El gusto es mío —está nerviosa, su mano tiembla ligeramente—. Te invito a cenar, me gustaría conocerte mejor y así me enseñas el lugar, me he mudado hace poco y no conozco mucho el sitio. Amaris Ya en casa recuerdo al tipo que vi en el bosque, la verdad he estado pensando en él todo el día aunque no sería fácil dejar de hacerlo con Ayla diciendo cada cinco segundos que quiere verlo de nuevo, no sé, pero es muy extraño tiene un aura muy pesada y oscura que no me inspira confianza, sin embargo, su esencia de frutos rojos es enloquecedora. —Ayla ¿Que opinas sobre el hombre del bosque? —consulto con mi loba que ha estado ronroneando desde que lo conocimos. —Se llama Dorian y es muy sexy —suspira. —Eres una caliente —de todas las lobas me tenía que tocar una orgásmica. —Eso no importa, mejor alistémonos que ya no tarda en venir por nosotras, note en sus ojos que le gustamos —yo observe lo mismo, sus ojos centellaron con intensidad. —Eres muy lujuriosa —digo y cierro el link a la vez que suena el timbre. —¡Mierda! —todavía no estoy lista, no sé por qué acepte salir, bueno si sé, la calenturienta de mi loba tomo el control y dijo que sí. —Voy —grito y me apresuro para abrir la puerta.—. Hola Dorian, pasa ya casi estoy lista, siéntete como en casa, vuelvo en un minuto —su olor me marea es tan divino, mejor me termino de arreglar. —Estás muy guapa, no te preocupes te espero —dice y me guiña un ojo, mi cuerpo se pone tenso como respuesta. Salgo disparada mientras él se acomoda en el sofá. Su mera presencia me estremece, me emboba, me hace sentir como una colegiala enamorada de su profesor de literatura. —Lista podemos irnos —Ayla tiene razón es muy guapo y esa camisa negra le marca muy bien sus perfectos músculos, tendré que ir con cuidado aunque se me hará difícil no tener pensamientos pecaminosos cada vez que lo veo. Me muerdo el labio inferior imaginando su tallado torso sin camisa. —¿Ya terminaste de comerme? —dice provocando que me sonroje—. Vamos quiero ver a donde iremos como te dije no conozco este lugar así que tú me guiarás —Extiende su mano y me invita a salir de mi propio departamento. —Ok vayamos a mi restaurante favorito y luego podemos ir a caminar un poco —muero de vergüenza se dio cuenta de que me lo estaba comiendo con la mirada. —Luego dices que la caliente soy yo —bromea mi loba, pero no tengo tiempo para ella en este momento. —Cállate —le digo a mi loba y cierro el link. —Luna de plata, mi restaurante favorito aquí sirven la mejor pasta a la Boloña de todo el mundo y cerca hay un pequeño malecón al que se puede ir a caminar —comento cuando hemos llegado. La decoración del restaurante es sencilla y pulcra, con un ambiente amigable e íntimo. No es que esté buscando tener algún tipo de relación con Dorian, es únicamente que me gusta mucho el servicio. Aparte, el malecón iluminado forma un gran infinito alrededor de árboles y espacios para sentarse, ya sea en el pasto o en las bancas de granito. —Espero que te guste —digo un poco apenada porque no le pregunte sobre sus gustos no siquiera estoy segura de si los vampiros ingieren alimentos sólidos. —Es muy lindo el lugar —dice mirando de lado a lado todo—. Aunque para ser sincero, con la compañía que tengo es más que suficiente — dice y con eso tengo para que mi corazón se detenga. No entiendo como puede lograr ponerme en este estado nada más con palabras.