En la oscuridad de la noche, una luz incandescente iluminaba la oficina de Frederick, y le daba un aspecto frío y sombrío. Después de pasar un largo rato mirando hacia la computadora, sintió un poco de cansancio en los ojos, pues se había pasado el día fijando la vista. Luego, se acostó con cuidado en el sofá mientras fruncía el ceño y se frotaba la sien. Sin embargo, sin darse cuenta, se quedó mirando las plantas que estaban al lado de la computadora, pues le llamó la atención que no recordaba cómo habían llegado hasta allí. «¿Las habrá traído Sheryl?», pensó. Entonces, al pensar en su esposa, Frederick recordó de repente que había olvidado darle las llaves del auto. Enseguida, salió a buscarla para entregárselas, pues sabía que a esa hora de la noche sería muy difícil conseguir un taxi