Paulina golpeaba el volante de su auto con fuerza, Adam siempre estuvo para ella, y ahora la corría para cogerse a otra, nunca se había sentido más humillada.
Los labios de Paulina temblaban por el coraje, si ella no se hubiera embarazado de Peter, entonces sin dudar hubiera escogido a Adam, cometió un error y fue obligada por su padre a casarse con un hombre que no amaba lo suficiente como para respetarlo, se arrepintió tanto de aquel desliz.
—Ni creas que será tuyo, maldita zorra—dijo Paulina mientras apretaba el volante con fuerza.
Mientras tanto Adam estaba en su oficina mirando su teléfono y los mensajes de Paulina.
Estaba dividiéndose a la mitad, con Paulina la química siempre fue buena, tenían los mismo gustos, las conversaciones entre ellos eran agradables, Adam había estado en
