Peter le abrió la puerta trasera de su auto a Ana y ella entró sin dudar, él subió del otro lado y su chofer lo miró por el espejo retrovisor, incapaz de poder juzgarlo, sabía lo que la esposa de su jefe hacía, inclusive él se alegraba de que por fin él señor Segal hiciera a un lado esa caballerosidad qué lo caracterizaba, y que mejor si era una dama bonita como la mujer que lo acompañaba, no podía decir que estaba orgulloso de su jefe, pero tampoco estaba decepcionado. —Al hotel…. —Blaxon— interrumpió Ana rápidamente. Peter la miró, ese hotel no era uno de sus preferidos, pues era a donde Paulina siempre pedía ir. —Al Blaxon. —Si señor. —Tienes buen gusto—Dijo Peter un poco nervioso, por siete años le fue fiel a Paulina, “Al diablo” pensó Peter, había rechazado a muchas mujeres por s
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