Nueva York:
Ana estaba asombrada, la casa de Adam era…enorme, sonrió ante tanta ostentosidad, ¿En verdad la gente podía vivir de ese modo?, ¿Cómo había logrado ser tan rico?.
Mientras ella admiraba el lugar, Adam atendía una llamada, Ana lo miró y sintió calor en todo su cuerpo, ¿Cómo iba a vivir con él?, ¿Cómo debía de tratarlo?, recordó él como la tocó y sintió qué iba a volverse loca, apenas y lo conocía, ¿Por qué había sido tan descarado?, ¿Acaso era así con todas las mujeres?.
—Venga por aquí, le daré algunas instrucciones— dijo Emma.
Ana la siguió. —¿Trabaja para el señor Wexell?.
—Soy su asistente, me llamo Emma.
—Mucho gusto.
—De ahora en adelante esta será tu casa, puedes recorrer él lugar como quieras, el despacho del señor Wexell esta prohibido, si quieres salir, tienes q
