CAPÍTULO DIEZ Tenía la dirección de su madre anotada en un adhesivo Post-it que había doblado en su cartera. Lo había dejado allí hacía dos años, sabiendo que, en algún momento de la vida, tendría que hablar con esa mujer. Había sabido desde tan solo sus dieciocho años que sus caminos se cruzarían de nuevo. Y en base a las pocas e incómodas conversaciones que habían mantenido a lo largo de los últimos diez años, era obvio que el encuentro no sería de los más agradables. Aun así, Mackenzie se encontraba sentada en el aparcamiento del motel en el que se había alojado, mirando ese adhesivo de Post-it. Boone’s Mill, Nebraska. Había salido del condado de Morrill, al que no había regresado al salir de la residencia psiquiátrica. Llevaba ocho años viviendo en Boone’s Mill, a poco más de dos hor