En el nuevo capítulo de esta serie de humor n***o que era mi vida, hablaríamos del dilema preferido de las personas que compartían mi edad: el inaudito deseo de la reproducción. O más bien ¿por qué la gente se seguía reproduciendo en un mundo con recursos limitados como este?
No hacía sentido, como no lo hacía que me siguiesen invitando a fiestas de cumpleaños, baby showers o fiestas de revelación de género. Gran cosa, naciste hombre o mujer. Cuidado y el mundo cambia su curso por los genitales de tu hijo Rodrigo.
Puede que fuese la temporada, había leído que en ciertos meses del año las parejas tendían a tener más sexo que en otras. Debía ser verdad, porque todos esos cumpleaños de hijos de familiares uno tras de otro no hacía sentido. Era como si se hubiesen puesto de acuerdo.
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