CHICAGO, ILLINOIS...
—¡Doctor, mire! ¡Camila despertó, ya tiene los ojos abiertos! ¡Empezó moviendo una de sus manos y ya abrió los ojos!
Esa era la voz de mi mejor amiga Wendy, es como mi hermana, es ocho años mayor que yo. La conocí en el orfanato en donde nos criamos. Ella estaba muy exaltada llamando al doctor. Mientras que yo abriendo mis ojos lentamente, estaba literalmente muy confundida y desorientada porque en realidad no sabía lo que me sucedió. El medico se acercó a mí y comenzó a revisar mis ojos con una pequeña linterna fastidiosa.
—¡Guao, se despertó en tiempo récord!
La luz de la linterna del doctor me cegaba, y sentía como un tirón en mis brazos. Miré y vi las intravenosas conectadas, recordándome que estaba en el hospital. La confusión me invadió, tratando de recordar qué había sucedido.
—¿Qué pasa? ¿en dónde estoy? —pregunté con letargo pero con mucho temor.
Wendy se acercó a mí y tomando una de mis manos mirándome con los ojos llorosos me dijo:
—¡Acabaste de despertar de un coma!
—¿Coma?—Le pregunté absorta porque en realidad no me acordaba de nada.
—Si, duraste en coma por una semana Camila. Dylan hace días te trajo al hospital porque te vio tirada en las colinas cerca de tu casa, pero desde que supo que yo estaba aquí no ha venido más.
Me sorprendió descubrir que estaba en coma, más que la presencia de Dylan, mi novio. En realidad, me sorprendería que entrara por esa puerta, ya que solo le importan sus videojuegos. Sin embargo, cuando Wendy me contó que estuve en la colina de nuestro vecindario, los recuerdos comenzaron a regresar.
Hace una semana atrás…
Aquella noche antes del coma, después del trabajo, llegué a casa y me encontré con un desorden y mal olor, pero decidí ignorar todo y fui directo a la habitación para cambiarme y llorar antes de dormir, como venía haciendo últimamente. De repente, Dylan, mi horrible novio con quien vivo, entró a la habitación y me propuso tener relaciones, pero yo me negué.
—¡Hagamos el amor!—Me dijo.
—¡No voy a hacer el amor con alguien que no busca empleo y que tiene tres días sin bañarse por estar jugando videojuegos!
Nuestra relación ya no funcionaba. Pasamos tres años juntos, desde que tenía veinte años hasta ahora que tengo veintitrés. Todo se derrumbó cuando él se accidentó hace tres años y estuvo seis meses sin trabajar. Aprovechó la situación para hacerme cargar con todas las responsabilidades financieras. Se volvió un mantenido obsesionado con los videojuegos, sin preocuparse por las tareas domésticas. Me di cuenta de que solo era un vibrador de carne de dos patas, porque para eso solo servía, para darme placer de vez en cuando.
Entonces, ese día discutimos mucho como de costumbre y pensé en dejarlo e irme de esa casa al día siguiente, porque me cansé… aguanté demasiado con ese hombre miserable. Para Dylan sus videojuegos eran más importantes, ni siquiera le daba comida a mi pobre gatito negr0 llamado bigotes, que ha aguantado mucha hambre por culpa de Dylan. No estudié en la universidad por estar trabajando para los dos según y que para formar un futuro juntos y construir un hogar. Gran error que hice solo porque me sentía sola.
Así que, esa noche, ya con mi plan de irme, mientras Dylan estaba hipnotizado con su laptop por los videojuegos, empecé a limpiar la casa y sacar la basura. Luego, cuando salí con la bolsa de basura en la mano, vi a una multitud de personas que iban hacia una pequeña colina cerca de ese vecindario. Eso si que me pareció muy raro y más de ese vecindario que era tan callado y solitario. Entonces, me acerqué a un vendedor que estaba ahí cerca y le pregunté:
—Oiga señor, ¿Qué sucede?
Aquel hombre era un señor asiático con tres cabellos que le cubrían su calvicie y tenía una voz algo chistosa.
—¡Pues, hoy es la gran lluvia de estrellas. Eso sucede a cada cinco años en este lugar! ¡muchos millonarios han venido aquí y sus sueños se han hecho realidad!
—¿Qué? —Le pregunté con mucho asombro.
—¡Si! ¡Yo vine desde Wisconsin para pedir mi deseo, no quiero ser más vendedor ambulante. Si quiere venga, ya faltan tan solo quince minutos, según la leyenda la lluvia de estrellas comienza a las diez de la noche!
El señor se veía muy emocionado y creyente. Entonces, a pesar de mi escepticismo, decidí acompañarlo. El cielo estaba despejado y misterioso, despertando mi emoción. Nos sentamos junto a la multitud, esperando el supuesto fenómeno mágico. Llena de esperanza, miré las estrellas y pedí mis deseos más profundos que siempre pedí cuando era niña en el orfanato, el cual era vivir de algún talento que me diera de comer y poder vivir bien.
Y, a su vez, terminar mi carrera universitaria de leyes. Así que, muy emocionada, presencié una asombrosa lluvia de estrellas, pero de repente, fui golpeada por una luz intensa y fue ahí cuando perdí la conciencia. Entonces, ahora estoy en el hospital y gracias a mi amiga Wendy me enteré de que gracias ese suceso, caí en coma por siete días. Seguidamente, estando ahora en el hospital escucho a Wendy muy nerviosa preguntarle al médico lo siguiente:
—¡Señor, ¿mi amiga estará bien? ¿está fuera de peligro?
—No, no lo estará, hay que hacerle muchos exámenes los cuales van a costar como unos dos mil dólares más.
Enseguida, cuando el doctor le dijo eso, mis oídos captaron algo que resonaba como el eco de un tambor en mi cabeza y luego una suave voz un tanto grave como la de un señor me decía:
—“él miente”
Yo me asusté mucho porque la voz retumbó en mi cabeza.
—¿Quién habla?—dije yo estando muy asustada.
En eso, mi mejor amiga Wendy me miró muy asombrada y me preguntó:
—¿Que sucede?
—¡Escuché como… una voz!
El medico mirándome alzando una de sus cejas le dijo a mi amiga:
—Ve, por eso le digo que su amiga está mal. Debe llevarla también al psicólogo los pacientes que se despiertan del coma suelen tener problemas psicológicos. Creo que hay que gastar 1000 dólares adicionales en consulta.
Quizá gracias al coma escuchaba voces y no estaba muy bien de mi cabeza. Pero al escuchar al doctor, de nuevo, el sonido de un tambor resonó en mi cabeza y la voz grave parecida a la de un señor me dijo:
—“él miente”
La verdad en esa ocasión me quedé callada para que Wendy no gastara más ya que ese doctor me creía loca y muy enferma. Era obvio que yo estaba gastando el seguro médico de ella porque en realidad no tengo dinero ni para caerme muerta. Días después supe que aquel resonar en mi cabeza, y la voz grave como la de un señor, me revelaba cuando alguien mentía, comprendiendo que algo había cambiado en mí. Eso se convirtió en el inicio de mi sorprendente descubrimiento: ahora poseía un pequeño superpoder de detectar mentiras. Tal parece, que todo fue por aquella lluvia de estrellas.
Un año después…
Pasó un año de aquel incidente y mi vida dio casi que un giro de noventa grados. Dejé al asqueroso de Dylan y trabajé muy duro. Luego, me di cuenta de que mi don para detectar mentiras me llevaba a ganar algunos ingresos, ya que, al acertar en muchas cosas algunas personas hasta me pagaban. Por eso, decidí hacer de ello un trabajo y los ingresos comenzaron a ir muy bien. Resulta que ganar dinero de mi habilidad para leer las verdades ocultas de las personas ha sido una liberación para mí. Ahora me siento empoderada y estoy emocionada por las oportunidades que se abren en mi camino.
—¡Guao, Camila pero que hermoso ha quedado este local. Se nota misterioso!
—Si, ¿Se nota esotérico verdad?
—Mucho, vuelvo y te repito, los que vengan aquí creerán que eres una adivina poderosa. Ah, lástima que para que te crean que detectas mentiras debes fingir que trabajas con el ocultismo y más para los ricos.
Cambié mi imagen a una más sofisticada porque los clientes que me han tocado recientemente son de dinero. Pinté mi cabello de rojo intenso, porque averigüé que las brujas y que tienden a ser pelirrojas y la verdad este rojo intenso de mi cabello cae con mi piel blanca. También alquilé un pequeño local y lo decoré muy esotérico pero muy elegante. Según mi mejor amiga Wendy quien ama mi nuevo don y mi nuevo estilo de vida parezco una adivina muy elegante.
—¡Ay, Camila—Me comentó Wendy muy emocionada sentándose en el sofá—, te tengo una nueva cliente, es una mujer que quiere saber si su marido la engaña, es super rica! ¡Le dije que cobrabas mil dólares la hora por tus servicios con el dios de la verdad y dijo que sí!
Ahora que finjo ser una bruja para poder usar mi don, o si no, no me creen, gano mil dólares con mucha facilidad, no como antes que tenía que trabajar 13 horas diarias para subsistir y mantener a mi ex.
—¿Y cómo se llama la señora?
—¡Se llama Christina Hunter, es la mamá de Ethan Hunter un abogado muy famoso dueño del bufete en donde mi esposo trabaja. Son una familia de mucho dinero. Debes ir a su casa. La señora está casada con alguien menor que ella!
—Ok, está bien iré. Alquilaré un traje Chanel y un Lamborghini para que me crean costosa. Vamos, acompáñame, te gusta cuando descubro infidelidades, se arman buenos shows.
—¡Ay, no puedo amiga, debo ir con mi adorada suegra y estar con mis... lindas criaturas preadolescentes!
Enseguida, al escuchar lo que dijo Wendy, escuché el pequeño tambor en mi oído y la voz grave me dijo:
—“Ella miente”
Así que, crucé mis brazos y alzando una de mis cejas le dije a Wendy:
—¿Es enserio? ¿Me vas a mentir en mi cara Wendy?
Ella con una expresión de vergüenza me miró y me dijo:
—¡Ay, ups, a veces se me olvida que no puedo mentirte amiga jejeje!