Narra Carlos —Por favor...no más —le rogué al cuarto guerrillero que abusó de mí ese día. Sí. Estaban abusando sexualmente de mí como método de tortura. Como tenían que enviarle pruebas de supervivencia al ejército cada semana, no me golpeaban la cara, porque sabían que iban a tener problemas si yo me veía casi muerto en las fotos, pero sí me estaban violentando de la peor manera posible. Al menos tuvieron la piedad de usar condón para no pegarme alguna enfermedad, porque tampoco les serviría devolverme al ejército con alguna ETS. Pero fueron de todo menos delicados. Era bien cierto que a mí me gustaba el sexo duro, pero había una gran diferencia en hacerlo con alguien y que hubiera un consentimiento bilateral, a que fueras violado, y yo en definitiva nunca me había imaginado que