Narra Carlos Desperté acostado boca abajo sobre un camastro, sin saber en dónde estaba ni qué había ocurrido. Lentamente, llegaron a mi mente los recuerdos sobre lo que había pasado. Mi escapada del campamento de secuestrados de la guerrilla, el ataque del tigre, la muerte de Salomón, mi pelea cuerpo a cuerpo con el felino que le quitó la vida a mi alma gemela, y que después fui encontrado por alguien. Me iba a voltear para acostarme boca arriba, pero escuché la voz de alguien viejo que me dijo: —Cuidado, hijo. Sentí entonces que tenía algo pegajoso en la espalda, y cuando miré hacia el lugar de donde provenía la voz, vi sentado en una sillita a un anciano con claro aspecto de indígena, con su canoso cabello largo recogido en una coleta adornada con plumas y amuletos típicos de l