Narra Luciano
Apenas regresé al apartamento y le conté a Fer que Carlos estaba dispuesto a negociar, pero directamente con mi padre, él hizo cara de terror.
—¿Y eso es bueno, o malo? —preguntó Santino.
—Pues si Carlos no fuera tan hijueputa a la hora de hablar, confiaría en que no va a tener problemas con Massimo —dijo Fer, pasándose las manos por el rebelde cabello, estresado con toda la situación —. Bueno, pues al menos ya dijo que está considerando lo de darles el asilo.
—Vicenzo llega mañana. Te recomiendo que redobles la seguridad en tu edificio —le dije a Fer —, y dile a Daniela que no salga.
Santino terminó de preparar la cena. Pasta a la carbonara, por supuesto.
A mí me costó un poco comer, pero logré hacerlo. Acompañamos la pasta con un caro vino que yo había comprado
