Mientras que la estilista que contrató Fer me terminaba de arreglar el cabello y maquillarme, yo recordaba lo que había sucedido anoche. Por supuesto que lo recordaba todo con claridad. Vlad compraba droga de calidad, así que el éxtasis no me había dejado totalmente en las nubes. Recordé todo lo que le dije a Carlos, y todo lo que me dijo él, palabra por palabra, y no me pude sentir más idiota, porque si hubiera estado totalmente en mis cabales, no le hubiera dicho todo eso. O bueno, sí se lo hubiera dicho, pero de otra forma. Si bien ya le había dicho antes lo de mi loca idea de casarnos los tres, lo demás que le dije, incluyendo lo de que le tendría hijos a él y a Fer, fue algo que dije por efecto de las drogas, porque yo ni siquiera sabía si tendría más de un bebé. Desde que era u