Narra Fernando Estaba aparcado en una esquina del aeropuerto, rodeado de otras dos camionetas blindadas, esperando a que llegara Santino. Mi amigo Max, el futbolista, me molestaba con eso de que yo era el primer caballero de la nación, y bueno, lo era en realidad. A falta de esposa o mamá que ocupara el lugar de la primera dama de Carlos, pues lo ocupaba yo, pero como era algo temporal, Carlos no me había molestado con eso de que lo acompañara en sus alocuciones presidenciales o en algún evento benéfico. Él no quería meter a la familia en sus asuntos. Unos minutos después, uno de mis escoltas abrió la puerta de la camioneta y dejó entrar a Santino. —Hola —me saludó secamente, sin siquiera mirarme. Yo por supuesto que había visto a Santino en las fotos que publicaba en sus r******