Gustavo prácticamente había arruinado mi cumpleaños.
La recuperación de Fernando de su cirugía de nariz sería al menos por un mes, y las dos primeras semanas debería guardar absoluto reposo, y con la férula en la nariz, con sus fosas nasales sangrando y la cara hinchada, era obvio que Fer ni siquiera podría aparecer en mis fotos.
Menuda mierda.
Si bien Fer fue operado por el mejor cirujano experto en rinoplastia del país, nada pudo evitar que tuviera hematomas en sus pómulos, algo apenas normal en el postoperatorio, pero eso era lo que tenía más aburrido, porque según él se veía como un oso panda horrendo.
—A ver, a ver, tomate la sopa —dijo Alejo, cuchareándole a Fer, quien no tenía muchas ganas de comer, pero peor sería si no lo hacía.
—Dani, sígueme leyendo el informe —dijo Fe
