Aisling quedó en shock. Estaba siendo devorada por esos labios de nuevo, y su corazón latía frenéticamente mientras sentía su lengua buscando conquistar más territorio. Cuando finalmente comprendió lo que estaba ocurriendo, forcejeó con todas sus fuerzas y giró la cabeza, liberándose con un esfuerzo desesperado. Alaric la dejó en el suelo, pero no estaba preparado para lo que sucedió a continuación: apenas Aisling recuperó el aliento, su mano voló con fuerza, estampando una bofetada en la mejilla de él. El golpe resonó seco, provocando un silencio sepulcral. Gerd casi sufre un infarto, Rod se quedó boquiabierto y el resto de los presentes miraba atónito. Aisling, aún agitada y temblorosa, se llevó la mano a la boca, horrorizada por lo que había hecho. Sabía que había cruzado una línea pel