Esta vez, Aisling sentía menos presión que antes. Alaric no estaba siendo brusco; al contrario, ese beso que compartían era lento y tierno. Aunque con cierta torpeza, ella podía seguir el ritmo. Apoyó ambas manos en su pecho cuando él subió una mano por su espalda para acercarla más a él. El lento movimiento de labios continuaba, cambiando los ángulos. Alaric tomaba sus labios, jalando suavemente del inferior y superior mientras los chupaba. Aisling seguía el ritmo, agitada, su centro palpitando de anticipación. Sabía que estaba mal, pero cuando él era amable y delicado, se sentía bien, le gustaba. Aunque era innegable que también le atraía su lado salvaje. El alemán cortó el beso, dándole espacio para respirar. Aisling lo miró a los ojos, respirando con dificultad, con las mejillas sonr