|19| Está cambiando

1552 Words

—¡Aisling, abre la puerta! —rugió Alaric, golpeando con fuerza, la furia vibrando en su voz. No hubo respuesta, ni un solo sonido al otro lado. La impotencia crecía en su pecho—. ¡Aisling!. —Señor, ¿qué ocurre? —Gerd, su asistente, apareció en ese momento, alerta. —Ve a la recepción y consigue la llave de esta habitación —ordenó Alaric, con los ojos fijos en la puerta como si pudiera abrirla con solo mirarla—. Si no la abren ahora, la derribo. ¡Rápido!. Gerd no esperó más y se marchó apresurado. Alaric, impaciente, se apoyó contra la puerta, el impulso de destrozarla con sus propias manos era casi incontrolable. Su mandíbula se tensaba con cada segundo que pasaba. —Aisling, por favor, hablemos —su tono se suavizó, pero no ocultaba la frustración—. ¿Por qué estabas llorando? Hablemos an

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