Relata Adamari. Y aquí iba, toda empoderada a recibir el nombramiento del grupo Martinek, algo que no me pertenecía por ser la hija bastarda, pero según Nathan, tenía derecho y debía hacerlo validar. Antes de ingresar detuve los pasos. Él me miró y se acercó —Necesito un momento—, era muy difícil. Estaba temblando, no sabía cómo iba a enfrentar a mi padre. Esto era una locura, quería salir corriendo, pero Nathan tomó mi mano, me miró, dijo unas cuantas palabras que lograron calmarme y darme el valor que necesitaba. —Recuerda lo que tu madre pasó mientras él se daba buena vida con su esposa. Las veces que necesitaste algo y no podías conseguirlo mientras su otra hija tenía de más. ¿Crees que alguien así merece tu compasión? Alguien que tomó a una mujer por la fuerza, la embarazó y se de