Capítulo 4

2368 Words
Esto es muy incómodo. Estoy fingiendo la sonrisa del año mientras que Kikyo habla de manera animada con Inuyasha quien está pendiente hasta el mínimo parpadeo que hace mi querida amiga. Veo que alguien pasa con tragos y hago la cosa más estúpida, tomo un trago abierto y lo bebo hasta el fondo bajo la curiosa mirada de la pareja que habla para que se puedan escuchar sobre la música que suena. Quiero retroceder el tiempo y seguir en la ignorancia de que las dos personas frente a mí son parejas. Inuyasha es un chico que de verdad quiere a Kikyo y me siento horrible de que ella no esté siendo cien por ciento honesta con él. Amo y adoro a mi amiga, pero por eso le celebraré lo que hace mal, pero, aunque quiera gritarle a Inuyasha lo que pasa me conozco, jamás diré algo que Kikyo me haga confesado a modo de confianza. Aun cuando pudiésemos separarnos alguna vez en la vida y odiarnos a muerte, todos sus secretos quedarían conmigo. Soy de esas personas, las que los secretos se los lleva a la tumba, aunque le pesen, no sé si es algo bueno o algo malo, pero traicionar la confianza de la gente no me gusta. Inuyasha se acerca pareciendo algo alegre, tal vez es el fuerte trago que bebe desde hace un rato. Mientras antes me relajaba, ahora estoy totalmente tensa. —Iré al baño—hablo y ellos asienten. Me levanto y un leve mareo me persigue, pero trato de caminar lo más normal posible. Eso, actúa como una chica sobria, aunque estés hasta el culo de borracha. Te miro, te observo y te admiro. Me rio de mis propios pensamientos mientras ingreso al servicio de chicas y me miro al espejo. Mis mejillas se ven rojas, mis ojos muy brillosos y la sonrisa que tengo muy alegre. Oh vamos, estoy teniendo una crisis existencial y mi expresión es de la mayor felicidad del mundo. Estás ebria, amiga. Hago una mueca y cuando pienso mojarme la cara recuerdo que Kikyo jugó con maquillaje en ella por lo que suspiro y saco mi teléfono para hurgar en r************* de otras personas en lo que el mareo que traigo se calme un poco. Unas chicas entran riéndose de manera extraña mientras discuten sobre cuál de ellas se lanzará sobre un chico. Ignoro eso y sintiéndome mejor camino para volver a la mesa donde los tortolos deben encontrarse. Trago en seco cuando me doy cuenta de que de verdad Inuyasha es realmente guapo. Lo veo sonreír y parecer tan alegre que otra vez esa molestia en mi pecho se instala. La ignoro y sonrío llegando a la mesa. —Volviste—habla Inuyasha mientras mueve un pie al ritmo de una música latina que se escucha. —Saca a Inu a bailar, Kag—miro a mi mejor amiga y niego. Esta canción está causando que la gente se restriegue sin vergüenza en la pista. —Bailen ustedes—ella hace un puchero. —La siguiente te toca a ti, decidiste salir y debes bailar—la veo tomar la mano de Inuyasha y levantarse—volvemos pronto—me guiña un ojo y me señala el culo de Inuyasha haciendo una seña obscena que me hace reír de inmediato. Me levanto para ir por otra cerveza y le sonrió al guapo hombre tras la barra que me guiña un ojo mirando de manera descarada el mi sujetador. Lamo mis labios enviándole una mirada sugerente y le doy un trago a mi cerveza. ¿Acabas de coquetearle a ese tipo? Amiga, los tragos ya comienzan a hacerte efecto, debes parar. Camino para volver a la mesa, pero un cuerpo se interpone en mi camino y cuando levanto la mirada trato de que mi expresión no sea tan sorprendida. Su cabello n***o va hasta la altura de sus orejas, esa mirada felina que siempre lleva y que antes desataba cosas fuertes cuando estaba puesta en mí. Posee unos increíbles ojos azules muy oscuros. Su piel trigueña en ese cuerpo bien trabajado hace de Bankotsu un partidazo. —Kagome, vaya, estoy sorprendido—dice sonriendo. Tiene una hermosa sonrisa, de esas que causan que otros quieran sonreír también—antes de que digas algo más te invito a un trago, hace tiempo que no te veía—dice sonriendo. Le sonrío devuelta. —Está bien—él toma mi mano y me hace caminar. Bankotsu, también llamado mi ex novio. Un buen novio mientras duramos juntos, teníamos muchas cosas en común, él siempre me trató bien, nos llevábamos increíble en la intimidad y me daba el apoyo que necesitaba en los malos momentos. ¿En qué falló? En una celebración del ultimo cumpleaños de Abi que asistí solo porque mi madre insistió—la sociedad nunca puede enterarse de nuestras disputas de familia—lo encontré fallándose a una prima lejana. Esa fue la razón de nosotros terminar. Un buen chico, pero muy problemático para mantener el pene dentro del pantalón. Cuando vuelvo a la barra el hombre de antes me sonríe de manera sensual, pero lo ignoro dándole mi atención al moreno a mi lado que enarca una ceja mirando al hombre que abiertamente me mira las tetas. —Quiero algo fuerte—Bankotsu me mira sorprendido con mi petición. Sonríe y hace el pedido sin dejar de observarme. Va muy informar haciendo que sus enormes brazos se paseen ante mis hambrientos ojos. Dios, que bueno esta mi ex novio. —No te gusta la bebida—dice con una sonrisa—o más bien, no te gusta beber, mucho menos algo fuerte—la sonrío de manera irónica. —No me gustaba querrás decir—acepto mi trago cuando lo traen y lo veo de un solo golpe haciendo que Bankotsu abra los labios sorprendido. Siento el líquido quemar mi garganta y arrugo mi entrecejo haciéndolo reír. —Joder, estoy sorprendido—dice sin perder la sonrisa—pensé que ibas a Canadá—suspiro acariciando mi cuello. —Quería aceptar una beca para ejercer otra carrera, pero algunos problemas lo impidieron—él me mira con curiosidad. Me gusta mucho sus ojos, ese mar oscuro siempre me incitó a ir por cosas peligrosas. Bájale dos a tus hormonas, amiga. Pido una cerveza y le doy un trago jugando con el borde entre mis labios. La atención de Bankotsu cae en esta acción y casi me hace reír la expresión de idiota que pone. Le doy otro trago a mi cerveza y dejo el resto en la barra. —¿Estas con tus amigos?—pregunto sonriendo. —Sí, los deje en la mesa, deben suponer que estoy con una hermosa mujer—le guiño un ojo. —Tengo que volver con Kikyo, pero en un rato te busco para bailar algo—él besa mi mejilla con suavidad. —Estaré ansioso esperando por eso—me guiña un ojo y me alejo. Cuando vuelvo a la mesa la pareja están en una sección de besos que me hacen tener ganas de volver por donde vine, pero Kikyo me ve y se separa llamándome con las manos. Seguramente tengo esa expresión de felicidad en el rostro. Comienzo a sentirme ahora muy alegre. —Kagome ven, Inuyasha baila genial, sácala a bailar, a ella le encanta—Inuyasha pareciendo muy alegre me toma de la mano y me lleva a la pista de baile antes de que pueda decir una sola palabra. Una música movida y sucia suena y yo comienzo a moverme tratando de mantener una distancia prudente entre nosotros, pero con el pasar de los minutos me muevo de manera descarada sacando esa Kagome que trato de mantener encerrada. La loca descontrolada. Muevo mi cuerpo pegando mi espalda a su pecho sin dejar de marcar un ritmo sugerente. Inuyasha coloca sus grandes manos y mi cintura se siente pequeña ante la grandeza de sus manos. Giro para mirarlo a la cara moviéndome y cerrando los ojos echando la cabeza atrás. Eso indica que realmente estoy ebria. Los labios de Inuyasha se ven tan bonitos desde mi lugar, es como si escuchara un llamado del infierno que me indica que debo besarlos, me separo de él que me mira raro, le doy una sonrisa y camino de vuelta a la mesa donde esta Kikyo escribiendo en su móvil. Muerdo mis labios nerviosa y ella levanta la mirada mirándome con rareza. —¿Estas bien?—pregunta y asiento. —Sí, solo que me... encontré con Bankotsu—digo finalmente, eso es verdad, pero no es lo que me tiene así. —Oh, ¿todavía no lo superas?—pregunta mirándome—puedo ir y patear sus bolas—le sonrío negando. —Solo fue raro—confieso, ella sonríe y mira a su novio que se sienta entre nosotras. —Alguien me plantó en la pista de baile—dice con una sonrisa juguetona en los labios. Kikyo sonríe y me mira, me guiña un ojo cómplice. —¿No crees que has bebido mucho?—le pregunta cuando él le da otro trago largo a la botella. —Estoy bien, tengo un poco de aguante—le lame los labios y ella sonríe. —Creo que iré a hablar con Bankotsu—digo levantándome. —¿Segura?—pregunta Kikyo y asiento. —Nadie sabe si consigo un buen besuqueo—ellos ríen y me alejo buscando la mesa donde se encuentra mi querido ex. Lo veo reír con dos personas más, me acerco a ellos con una sonrisa coqueta en mis labios y cuando Bankotsu levanta la mirada la sonrisa que tiene se agranda. Siempre hemos tenido esa química buena entre nosotros, pueden llamarme rara porque aun cuando me montó los cuernos no lo odio y no le deseo todo el mal del mundo. De hecho, se puede decir que donde nos vemos nos tratamos bien, además de que Bankotsu no es un pésimo ex que solo vive para joderme la vida. Le guardo mucho cariño a ese chico de sonrisa traviesa y ojos intensos. Él se levanta antes de que yo pueda llegar a la mesa, se acerca y me toma de las manos guiándome a no sé dónde. Él me conoce, sabe a lo que venía sin necesidad de hablar. Dos años le dio derecho a saber eso. Cuando estamos apartados de la multitud de personas me hace retroceder hasta que mi espalda esta contra la pared. Él me besa y gimo gustosa sin saber a qué viene esta necesidad de ser tocada por alguien. Mi piel se calienta mientras mi lengua busca con necesidad la suya, sus manos tocan mi culo y sonrío en medio del beso. Me separo chupando su labio inferior y mirando como sus ojos oscurecen tanto que ya no parecen que es el n***o que posee. Lamo mis labios con sensualidad mientras lo acerco a mi nuevamente para besarlo con todo lo que tengo, de pronto me imagino besando esos labios que deseo besar. El rostro de Inuyasha aparece en mis pensamientos y gimo gustosa en los labios que me besan con desenfreno. Toco toda su espalda sintiendo como si mi sangre fuese recorrida por fuego, porque todo mi cuerpo siente la necesidad de ser tocado. —Tus amigos debes creer que soy una más de tus conquistas—murmuro riéndome y él sonríe mirándome. —No creo que Naraku piense eso—la sangre deja de circularme. —¿Naraku está aquí?—pregunto con rapidez. —Sí, vino con el grupo—asiento y beso sus labios antes de alejarme. Veo que un chico pasa sirviendo copas y tomo dos bebiendo una sin pensarlo, quema en mi garganta, pero trato de ubicar a Kikyo antes de que ese idiota de Naraku lo haga. Choco contra un cuerpo y levanto la vista que la siento un poco borrosa. Parpadeo antes de enfocarla en Inuyasha quien me mira y sonríe haciéndome sonreír. Toma la copa en mi mano y la bebe. —¡Bailemos!—dice alegre. Busco con la mirada a Kikyo y la veo hablar con Naraku por lo que vuelvo a la pista de baile con Inuyasha. Nos movemos y siento calor y mi sudor bajar por mi cuello. Mis pezones me molestan y algo en mi entrepierna comienza a palpitar causando molestias en mí. Sin darme cuenta me estoy restregando contra Inuyasha quien parece igual de ido que yo. Muerdo mis manos cuando por poner sus manos en mis hombros la resbala tocándome de manera superficial los senos. Ambos reímos sin razón aparente. Veo al mismo chico de antes servir más copas y tomo dos dándole una a Inuyasha de inmediato y llevando la otra a mis labios. Cuando toda mi piel me ruge por toques menos inocentes detengo el baile y busco a Kikyo, necesito volver a casa porque ya me siento muy mareada y algo caliente, a decir verdad. Ella besa a su novio cuando volvemos y lo envía a buscar algo de beber, vemos a Inuyasha alejarse. —Necesito un favor tuyo—dice mordiendo sus labios. —¿Qué sucede?—ella parece preocupada. —Necesito que te lleves a Inuyasha, Naraku está aquí y nosotros tenemos que resolver las cosas que aún no quedan resultas—la miro mal y ella junta sus manos en suplica. —No creo que pueda, necesito llegar a casa, estoy algo ebria—ella tiene ojos suplicantes. —Te enviaré a un hotel para que descanses, estamos algo alejadas de casa y me preocupa que Inuyasha conduzca cuando ha bebido. Vayan a un hotel y pasen la noche ahí—la miro mal. —No piensas amanecer con el baboso de Naraku, ¿verdad?—ella me regala una pequeña sonrisa y maldigo. —Una última vez, lo prometo—quiero replicar, pero necesito llegar a un lugar para darme una ducha fría que me baje la calentura que incrementa con el pasar del tiempo. —Bien—murmuro, veo el chico nuevamente servir tragos y me tomo dos bajo la mirada sorprendida de Kikyo—estoy ebria—sonrío divertida.
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