Advertencia: Este capítulo contiene escenas +18.
Me siento extraña.
Mi cuerpo se siente muy necesitado del toque carnal y eso no me deja prestar atención a las palabras de Inuyasha quien al parecer había ordenado de ante mano dos habitaciones para dormir. Una para Kikyo y él y la otra para mí, al parecer era la única que no sabía que no me llevarían a casa.
Inuyasha toma las llaves y otra vez me mareo un poco. No puedo evitar pasear la vista por ese pantalón que le aprieta el culo de una manera excelente. Esos brazos se ven increíbles y mi cuerpo ansia un toque de sus grandes manos en él.
Lamo mis labios entrando al elevador con él. Inuyasha me mira y sus ojos son como combustible para mi pobre cuerpo que arde sin control. Abro mis labios suavemente dejando escapar el aire y mi respiración se vuelve más rápida mientras esos hermosos ojos barren mi cuerpo de una manera escandalosa. Ambos somos cómplices de esas miradas porque yo también me enfoco en los labios tan tentadores que tiene este hombre y que me gritan que los bese.
Las puertas se abren y ambos salimos, sin proponerlo mis ojos bajan un poco más y caen en el bulto formándose en sus pantalones y mi pecho late con fuerza. Mis pezones duelen y mi centro palpita necesitado de atención. Siento mis bragas húmedas y solo puedo pensar que quiero que esas grandes manos me toquen.
Inuyasha toca mi cuerpo y jadeo, debería sentirme avergonzada, pero eso queda en el olvido cuando él estampa mi cuerpo contra la fría pared y su cabeza cae en mi cuello llenando de besos a su paso. Cierro los ojos sintiendo el gusto de esos besos.
Mis manos de inmediato buscan recorrerlo, sus besos van por el largo de mi cuello que está sensible a sus ataques de pasión. Yo lo aparto y busco la llave para abrir la puerta, cuando él me mira entiende mi clara invitación. Sus labios tocan los míos por primera vez y siento que convulsiono de manera arrebatadora.
Sus labios saben a pecado, peligro y mucha pasión. Muevo los míos siguiendo el ritmo alocado y rápido que tenemos, no nos coordinamos porque ambos buscamos dominar al otro en este loco beso que me tiene queriendo cada vez más. Mi cabeza se siente que levita mientras me aferro a él con fuerza temiendo que pueda escapar de esto que nos está ocurriendo.
Ladeo la cabeza buscando profundizar los movimientos de nuestros labios porque, aunque nos estamos besando, siento que no es suficiente y necesito más.
Hay una voz lejana en mi cabeza que susurra: Debes parar.
El problema es que no recuerdo por qué debo parar algo que se está sintiendo tan bien. No recuerdo la razón por la cual mi mente me advierte y no tengo fuerza de voluntad justo ahora para hacerlo.
Los labios de él chupan mi labio inferior y luego lo atrapa entre sus dientes dándole un mordisco que los hace palpitar. Mi cuerpo tiembla cuando nos separamos buscando respirar un poco. Yo tomo la llave de mi habitación y mirándolo fijamente lo tomo de la mano para invitarlo a entrar.
Él cierra la puerta pasándole el seguro antes de acorralarme contra la puerta y volver a besarme de esa manera enloquecedora, pero esta vez incluyendo su habilidosa lengua en el juego. Mis manos buscan arrancar su ropa con desespero por lo que me separo de él y quito su camiseta por la cabeza y lamo mis labios viendo esos pectorales que me gritan que los lama y los muerda. Mis manos van a sus bíceps muy despacio, tanteando y viendo como respira agitado, tanto como yo.
Él me toma por sorpresa cuando toma mis piernas y me hace saltar sobre él para tener mis piernas enredadas en sus caderas. Se mueve y su erección hace contacto con mi entrepierna haciéndome jadear y cerrar los ojos, aprovecha la oportunidad para meter su lengua en mi boca, la mía busca de inmediato. Mis manos alborotan su pelo mientras nos besamos.
—¿A qué sabes?—murmura lamiendo la piel de mi cuello cuando deja ir mis labios.
—Tienes la oportunidad de descubrirlo—balbuceo para gemir cuando muerde.
—Y no la desperdiciaré—asiento e Inuyasha me baja de su cuerpo para quitar la tela trasparentada que lo alejaba de mi sujetador n***o. Él no pierde tiempo porque pronto el sujetador sale a volar lejos de nosotros. Sus ojos se enfocan en mis pechos desnudos.
Tengo unos pechos promedio, no son exageradamente grande ni pequeños, mi inseguridad en ellos y que hace que quiera cubrirme es que son algo caídos. De seguro este manjar de hombre frente a mí ha visto pechos firmes, los míos por alguna razón no son así. Mi madre se encargó de decirme que antes de buscarme un esposo iba a levantarme los pechos con una operación, que eran horribles y que el hombre que los viera estaría muy decepcionado. Sin embargo, mis pezones lo saludan porque están levantados en su dirección y la necesidad de él que siento es más fuerte que quererme cubrir en este momento. Necesito su toque con urgencia.
Inuyasha toma mi mano y me hace caminar hasta que queda sentado en la cama conmigo frente a él. Sonríe antes de levantar las manos y cubrir mis pechos con sus manos cierro los ojos y él sustituye sus manos y pronto siento su húmeda boca contra mi pecho haciéndome gemir. Él succiona y la sensación me golpea justo en la entrepierna donde los pálpitos son dolorosos. La mano que sostenía el otro pecho abandona y cae en mi entrepierna sobre la tela de mis bragas para hacer presión y hacerme gemir.
—Desnúdate completamente—murmura cuando deja ir mi pecho. Asiento y eso hago. Con mis manos temblorosas yo quito la falda y todo lo que traigo puesto. Dejo mi desnudes frente a sus ojos, pero antes de que él me ordene algo yo camino hasta la cama y me acuesto abriéndome de piernas en una clara invitación.
—Querías descubrir mi sabor, te doy la oportunidad—la mirada felina que me dedica me enciende como una puta hoguera. Joder, él se acerca como un cazador yendo por su presa y sonríe antes de ubicarse parcialmente sobre mí, chupar uno de mis pezones y dejar besos mientras baja hasta mi intimidad.
Cuando su lengua me muestra otra de sus habilidades levito, joder. Mis gemidos inundan la habitación mientras el calor es tan fuerte que mi sudor hace su aparición, todo se pone mejor cuando él incluye los dedos en mi interior.
—Joder—él jadea y aleja sus dedos para enterrar su lengua en mi interior.
—Maldición, más—jadeo sujetándome de las sábanas bajo nuestros cuerpos. Mi corazón late enloquecido mientras él vuelve a jugar con mi clítoris con su lengua y mi interior con sus dedos. Es entonces cuando mi cuerpo explota de una manera alucinante haciéndome gritar y jadear como loca. Tengo unos segundos donde solo puedo respirar porque siento debilidad en mis piernas, pero Inuyasha baja de la cama y se desnuda completamente y su m*****o parece muy entusiasmado.
Yo me siento en la cama antes de colocarme con las manos y rodillas de la cama y levantar el trasero en su dirección. Escucho su exhalación y sonrío. Muevo un poco de la manera en la que solo con algunos tragos puedo hacer, mis nalgas bailan solas. Eso gracias a todos los videos de raperas que veía, un día me interesó y hasta no lograrlo no dejé de intentarlo.
—Maldición—giro un poco mi rostro ante la voz de Inuyasha y lo veo con su mano en su m*****o acariciándose. Lamo mis labios y él sube a la cama y ya no puedo verlo cuando se pone detrás de mi cuerpo. Gimo ante del primer azote que llega a mi trasero. Su mano alcanza mi pelo y lo envuelve en sus manos haciéndome arquear la espalda.
—Fóllame—jadeo necesitando de él.
—Lo haré—lo siento pasearse por mi humedad y cierro los ojos—te follaré—él entra en mí y ambos gemimos ante la sensación.
Lamo mis labios y cuando sus estocadas llegan siento que estoy en el cielo. Una de sus manos cae en mi espalda baja haciendo mis pechos estén en pegados a la cama y mi trasero esté más levantando.
—Te sientes... increíble—sus embestidas llegan y siento que tocan fondo. Su m*****o entra fácilmente debido a la humedad que tengo, nunca había estado tan mojada en mi vida.
—Más, más—gimo enloquecida. El segundo azote llega y yo tiemblo bajo su cuerpo.
—¿Así?—pregunta cuando incrementa sus estocadas.
—Sí, sí, sí—mascullo con mis manos envolviendo la sábana. Mis ojos lagrimean del placer intenso que estoy sintiendo mientras Inuyasha no se detiene y continua con sus fuertes ataques.
Cambia el ritmo cuando entra lento y sale con la misma lentitud haciéndome contraer, cuando se mueve en círculos mis ojos se ponen blancos. Una lluvia de azotes llega a mi trasero haciendo crecer la humedad en mí. Él tira de mi pelo y vuelvo a arquearme gimiendo como nunca antes. La posición comienza a ser cansada, pero no quiero parar en este momento.
Siento su pecho contra mi espalda y el pequeño mordisco en mi hombro. Tiemblo con control sabiendo que mi orgasmo llegará pronto.
—Siénteme—susurra en mi oído.
—Te siento... profundo—gimo apretando las sábanas bajo mi cuerpo. Una de sus manos se pierde hasta dar con el punto de placer que me hace corear su nombre como un canto celestial. Él se incorpora y sujetándome de las caderas entra en mi cuerpo como un poseído y cuando no puedo más exploto por segunda vez sintiendo las lágrimas de placer deslizarse de mis ojos. Jadeo con fuerza en busca de aire escuchando como nuestros cuerpos chocan sin control. El sonido es hipnótico y muy ardiente, pero nada se compara al alto y ronco gruñido que sale de él antes de dejarse llevar y derramarse en mi interior. Caigo a la cama como una muñeca sin fuerzas, justo ahora él ha absorbido todo lo que tengo.
Él sale de mí y cae a mi lado, ambos tratando de estabilizar nuestras respiraciones, aun cuando estoy cansada mi cuerpo no se siente saciado del todo.
—Todavía... quiero más—murmuro cerrando los ojos un momento. Giro el rostro para mirarlo y la pequeña sonrisa que tiene en sus labios hace que trague en seco.
—Esto apenas comienza—murmura, veo su piel hermosa con el sudor bajando por su cuello, su pelo desorganizado.
¿Cómo se verá llegando al orgasmo?
No lo sé, pero seguramente se debe ver increíble. Esa imagen debe ser un estímulo s****l muy bueno.
No debiste hacer esto, la traicionaste
Ese pensamiento llega a mí y arrugo mi entrecejo. ¿A quién se supone que traicioné? No pienso en eso, sino en el hombre que se coloca sobre mi cuerpo y me besa.
—Besas bien—susurro mirándolo.
—Tienes un cuerpo increíble—sus dedos me acarician—sabes delicioso—sonrío mirándolo. Supongo que nada malo ocurre aquí.
***
Despierto por el ruido de la puerta siendo tocada. ¡Maldición! Mi cabeza duele demasiado, siento como si me fuese a estallar en cualquier momento. Abro los ojos, pero inmediatamente los cierro. La luz me hace daño. Los abro lentamente y me incorporo en la cama, mala idea, un mareo me envuelve deprisa. Cierro los ojos una vez más y respiro, el dolor no cesa y el toque en la puerta terminará por enloquecerme. Me fijo en donde estoy y el pánico se hace presente por qué; está no es mi habitación, ni tampoco alguna que conozco. Me asusto al verme desnuda, mi mirada pasa al chico que duerme a mi lado y siento que el alma sale de mi cuerpo.
—¡Oh por Dios!—grito histérica, el chico se levanta sobresaltado, me mira y sus ojos se abren tanto que por un momento pienso que saldrán de orbitas.
—Dime que esto no es cierto—me quedo callada.
—Diablos...
No puedo creer que la primera borrachera que tengo termine en un dolor de cabeza terrible y terminar en un hotel enrollándome al novio de mi mejor amiga. ¿Qué diablos pasó anoche? Tengo miedo de descubrirlo mientras ambos parecemos a punto de enloquecer.