Kikyo parece realmente feliz cuando ingreso a su departamento. Ella habla y habla sin dejarme siquiera respirar mientras me cuenta sobre cómo van las cosas con este novio que la tiene sonriendo de una manera que me deja sorprendida.
A pesar de que hay muchas cosas cuestionables en los actos de Kikyo, me gusta verla tan emocionada con una persona. Sus ojos brillan mientras cuenta como han estado las cosas entre ellos. Me encuentro atrapada por su felicidad y la manera alegre que tiene de ser. Kikyo ha hecho cosas muy cuestionables y ha ganado odio por eso, pero yo nunca la he juzgado. No tengo potestad para hacerlo, todos somos humanos y cometemos errores. Es por eso que, aunque no compartimos muchas maneras de pensar, ser o actuar, siempre seremos amigas.
Siempre estamos dispuesta a dar todo por la otra. De esa manera ha funcionado a lo largo de estos años. Nos cuidamos mutuamente. Mientras yo soy reservada y tranquila Kikyo es alocada y nada reservada. Le gusta compartir detalles, le gusta conocer personas y hacerlas sus amigos. Y lo logra, porque Kikyo tiene una personalidad energética y alegre que logra que todo, de alguna manera, gire con mas positivismo. Eso es algo que siempre admiro en ella.
Ella se da cuenta de mi mirada y me sonríe con dulzura. No somos las amigas más abiertas en eso de darnos amor, pero estoy segura que de cualquier obstáculo que nos pongan, podremos superarlo.
—¿Qué pasa Kagome?—pregunta—tienes rato mirándome de esa manera extraña—niego con tranquilidad.
—Solo te sienta bien el verte ilusionada con una persona—murmuro sonriendo—me gusta verte alegre, espero que estés valorando a ese chico y dándole lo que él te da; felicidad—ella baja la mirada y juega con sus dedos.
—Yo solo he estado con él. Digo, esta este asunto inconcluso con Naraku, pero estoy tratando de alejarlo. Mi novio no merece eso—la miro con sorpresa y alegre.
—Me siento muy aliviada de que pienses de esa manera. Este chico según lo que cuentas es una persona genial—le guiño un ojo.
—Espero que algún día encuentres una persona como yo encontré a la mía—ella toma mis manos y me sonríe.
—¿Cuándo voy a conocerlo?—pregunto para evitar el tema.
No estoy en busca de complicaciones como lo es el amor en este momento. Me siento en un estado de alerta absoluta. Como si mis problemas me adsorbiesen. Necesito un jodido descanso.
Desde el encuentro con mi padre me ha llegado muchos mensajes de su parte muy molestos. Igual de mi madre, es cierto lo que Miroku me dijo. Mi madre es una marioneta de mi padre, hace todo lo que él le ordena. La cosa es tan molesta porque hasta Abi ha decidido joderme los días enviando molestos mensajes. No la soporto realmente, siento que estoy estresada. También en el trabajo. Hay rumores sobre un posible despido de algunos maestros, quiero negarme a creer que es mi padre. Porque es mucha casualidad que luego de que él descubriera mi lugar de trabajo al director del centro le diera por comunicar eso.
—En la fiesta, por nuestros horarios de trabajo no podemos coordinar contigo. Los fines de semana los tiene libre, pero entonces tú has estado muy desaparecida. Así que cuenta, ¿Qué sucede?—suspiro y le sonrío.
—Solo un poco de estrés con el colegio. Habrá despido de maestros—ella parece sorprendida.
—¿Y eso por qué?—pregunta luciendo molesta.
—Todavía no han dicho el motivo, pero supongo que en lo que queda de la semana lo dirán—me encojo de hombros. No menciono lo de mi familia porque justo ahora no me apetece hablar de ellos.
—Bueno, tú eres genial con tu trabajo. Dudo que ellos quieran dejarte ir—se acerca y besa mi frente—ya verás que todo estará bien—asegura y le sonrío.
—Eres linda cuando te gusta mucho alguien—le digo apretando sus mejillas y haciendo que ella ruede los ojos.
—La fiesta es en dos días. ¿irás?—la emoción es palpable en su mirada por lo que suspiro.
—Sí, necesito embriagarme. Así que no iré a casa sin estar muy ebria—la veo aplaudir con emoción.
—Justo lo que necesitas—sonríe—ya decía que eres muy genial como para no asistir—le sonrío con dulzura.
—También tengo curiosidad sobre el chico que te tiene luciendo de esa manera—Kikyo sonríe negando mientras se levanta de su cama para caminar a su almario.
—Ya lo veras, es un jodido cielo. Esta para morir, tiene unos ojos que impactan—comenta rebuscando.
—Eso es genial. Por cierto, tengo nuevo vecino—ella gira con una mirada coqueta—no, él tiene novia y parece muy enamorado—hace un puchero.
—¿Pero es guapo?—sonrío negando. No sería Kikyo si no hace esa pregunta.
—Es una jodida delicia a la vista—ella chilla mirándome sorprendida—hace tiempo que no veía un hombre que se viera así, pero tranquila, no me gusta para nada—aseguro de inmediato.
—Una lástima que tenga novia—dice.
—No lo creo, es lindo ver un chico ser dulce por una chica—ella sonríe negando.
—¿De verdad no te gusta?—pregunta—nadie sabe si en un futuro termine con la novia y podrías atacar—ruedo los ojos.
—¿Atacar?—hago una mueca—para nada, solo es un chico con el que comienzo una linda amistad. No me gusta—digo con convicción.
La realidad es que Inuyasha es muy guapo, sí, me gusta, pero es algo que nadie tiene que saber. Lo que siento por él es un gustar tipo: mira que hermoso hombre. Algo platónico que de ahí no pasará. No me gustan los hombres infieles y respeto mucho a los hombres con parejas.
Es por eso que ver y no tocar será mi lema con él. De esa manera todo estará bien sin ningún tipo de complicaciones.
—Ven a cambiarte aquí. Nos iremos juntas a la fiesta—dice sonriente—me dejaras jugar contigo—señala mi vestimenta.
—Olvídalo, no—ella sonríe porque sabe que al final conseguirá un si para que deje de fastidiar.
***
—Me veo ridícula es esta cosa—murmuró mirando mi reflejo.
No soy una chica de las que todos voltean a ver cuándo pasa, no señor, soy una chica normal, mi belleza no es extraordinaria pero tampoco soy lo que algunos suelen llamar fea. Supongo que cada quien tiene su propio estereotipo de belleza.
Estoy vestida con una falda top corta y una remera n***o transparente que deja a la vista mi sujetador por dentro de ésta. Unos tacones y mi cabello en una coleta. La verdad me veo fantástica, pero también como un poco excéntrica para mi gusto, que asco. Miro a Kikyo quien esta radiante en ese vestido n***o. Sus curvas de infarto lo tallan perfectamente. Su cabello cae como cascada y siempre usando un maquillaje digo de una profesional.
La miro de reojo mientras suelto un largo suspiro, no sé si ir a la fiesta sea lo más conveniente, pero ella me ha insistido tanto que no tengo corazón para volver a rechazar la idea. Además, prometí que esta noche todo sería alcohol y buena música, tengo que estar con jóvenes y dejar de sufrir tanto los problemas que me afectan.
—Te vez hermosa Kagome, pareces una actriz porno, sexy y bonita—le doy una mala mirada—¿qué?—pregunta al ver mi cara de pocos amigos.
—¿Una actriz porno?—pregunto suspirando—¿enserio?—ella se encoje de hombros y su teléfono suena, ella se aleja a contestarlo mientras yo me retocó el casi invisible maquillaje que traigo y camino junto a ella cuando cuelga. Vamos en su coche porque hoy me traerá ella bien borracha. No sé qué me pasa, pero parezco extasiada, tal vez es la emoción de que por fin haré algo como romper las reglas que yo misma impongo.
Suelo ser en parte un poco controladora en algunas cosas de mi vida, como por ejemplo mis parejas. Tengo esta manía de tener control absoluto sobre lo que pasa que nunca me dejo ir con naturalidad. La ultima relación que tuve pudo haber sido algo genial, porque por primera vez me dejaba llevar, pero todo terminó mal entre ese chico y yo.
Kikyo parece muy feliz de que la acompañe a la fiesta que la idea de que esto es malo la desecho. Es verdad, hace tiempo que no salgo con mi amiga porque siempre estoy corriendo de todo. Corriendo por mi trabajo, corriendo porque mis padres buscan molestar, corriendo porque Abi decidió ser una hermana de mierda una vez más y joderme la vida. A veces siento que necesito dejarme llevar y dejar el control de todo porque llega a un punto en donde no sabes cómo soltarlo. Ya no sabes cómo perder el control y me da miedo decir que en mi vida ya no hay nada que me haga perderlo.
Cuando llegamos las luces de la fiesta me envuelven. La casa es enorme y le sonrío a las personas que me saludan porque conocen que soy la mejor amiga de Kikyo. Ella a mi lado parece el alma de la fiesta porque hay muchas personas que la conocen y se detienen para saludarla con mucho cariño.
Hay muchísimas personas. La fiesta está inundada de cuerpo que bailan al son de una canción muy movida con una letra muy sucia sobre sexo. Kikyo toma mi mano y me hace caminar hasta una mesa vacía.
—¿De quién es la fiesta?—pregunto gritando para que me pueda escuchar.
—Es de un ex compañero de la universidad. Al parecer muchos de ellos quisieron hacer algo genial como recordar su tempo de desmadre en ella—asiento y una chica se sienta para hablar con Kikyo.
—Iré por algo de beber—le comunico y ella asiente.
Voy a la barra por una cerveza y la tomo rápidamente cuando me alejo de Kikyo. Al terminarla voy de inmediato a la pista donde muevo mi cuerpo de todas las maneras que conozco. Las luces de todos los colores hacen que me mis movimientos se vean más rítmicos. Busco algo de beber y sigo bailando. El alcohol activa mi lado salvaje, me muevo mucho, demasiado. Paso tiempo bailando sola, unos cuantos se me han acercado pero los alejo. No quiero a nadie cerca de mí.
El calor que hace logra que mi cuerpo sude, bebo más del vaso que tengo en una mano, no sé qué diablos estoy ingiriendo, pero me lo bebo igual. Cuando me siento un poco agotada salgo del mar de personas para volver a la mesa donde Kikyo no está sola ni con la chica con la cual la dejé.
Está ahorcadas de un hombre mientras lo besa y este le agarra el culo. Bueno, es un buen momento para conocer al hombre que tiene a mi amiga siendo una chica de risitas raras y miradas de parpados rápidos.
La música sigue sonando con tanta fuerza que lo bebido me hace ver todo con tanta nitidez. Suspiro y me siento al lado de los succionadores de cara y toco a mi amiga para que sepa que no quiero presenciar el momento en donde se quiten la ropa.
Ella se separa de él y me regala una sonrisa donde sus labios lucen más grandes. Baja del cuerpo del sujeto y me mira sin perder la sonrisa. Luego giro hacia el que la tiene así de tonta y si no hubiese tanto ruido y mi voz hubiese salido, el grito que queda atrapado en mis labios se habría escuchado por toda la casa.
Los ojos dorados de Inuyasha me observan muy sorprendidos mientras me mira. No, mierda. Joder no.
No se supone que me hago amiga de los hombres a los que Kikyo le monta los cuernos. No por favor.
—Kagome, él es Inuyasha Taisho. Mi novio—no puedo apartar la mirada de él. Mierda.
—Se quién es ella cariño—dice dirigiendo la vista hasta ella—es mi vecina en el edificio donde me mudé—ella abre los labios sorprendida.
—Cierto, no me dijiste donde fue, así que es tu vecino—dice Kikyo sonriendo—es genial, nos divertiremos mucho juntos—su felicidad no me contagia.
Por el contrario. Siento que me ahogo mientras veo la mirada dulce que él le regala.
¿Por qué mi vida no hace más que complicarse?
Joder.