Capítulo 10

2172 Words
Se supone que luego de nuestro encuentro esto no tendría que estar ocurriendo. Yo la verdad no sé dónde dejé mi dignidad al aparecerme en este lugar, pero todo sea porque Kikyo deje de joder. Lástima que ella no sepa que todo lo que trato de evitar son los recuerdos cercanos a su novio dándome la mejor follada de mi vida. ¿Mencioné que esto iba a ser incómodo? Justo en este momento Kikyo se encuentra hablando sobre su trabajo con mucho entusiasmo mientras yo me mantengo en silencio porque he tratado por todos los medios de permanecer alejada de Inuyasha. Sin embargo, Kikyo encontró atractivo que se haga un almuerzo en casa de él, no me dio tiempo de poder ninguna excusa y esa es la razón por la cual estoy detallando el apartamento de Inuyasha. Se ve muy decente para parecer de un hombre que vive solo y no tiene los gustos de Kikyo, así que descarto inmediatamente que ella fue quien le ayudó en la decoración. Le doy una sonrisa a Kikyo cuando ella me mira para saber si le estoy prestando atención, la realidad es que no, pero ella puede vivir sin saber ese detalle. Un pedazo de queso queda en mi boca mientras lo disgusto de manera agradable. Cierro los ojos con tranquilidad. Me encanta el queso. La verdad es que estoy fingiendo serenidad por fuera porque todo dentro de mi es un jodido caos. Trato por todos los medios ignorar que Inuyasha está cerca de mí, trato de ignorar que me masturbé pensando en él. Que jodida situación en la que me encuentro. Todo lo que quiero hacer en este momento es irme a casa y ocultarme de su mirada. Porque desde que llegué todo lo que hace es mirarme como si sabe todos mis pecados. Bueno, no todos, solo uno y es en ese donde él participó como mi coprotagonista. —Kagome—miro a Kikyo dejando un pedazo de queso a mitad de mis labios—háblale a Inuyasha del nuevo empleo que posiblemente vas a tener—dice entusiasmada, todo lo contrario a lo que yo siento. ¿Saben lo que es joderte hasta las pestañas estudiando por un título para que tu padre te arruine todo y termines buscando empleo en algo que odias? Todo eso porque un ex compañero del colegio consiguió mi numero luego de que se dio la noticia de mi despido. Al parecer conoce a alguien que quiere una modelo y como siempre he sido de complexión delgada le pareció grandiosa idea. Yo la odio totalmente. Pero lastimosamente no estoy en la posición de declinar el empleo porque necesito el dinero. Mis necesidades no se cumplen solas y necesito dinero por lo que fui a la entrevista. Al parecer son para catálogos de ropa y esas cosas. El sueldo no es el mejor, pero al menos servirá hasta que consiga algo mejor. Ya me dieron una dieta que debo seguir y estoy enloqueciendo sobre eso. Nunca he llevado a cabo una jodida dieta. Todo está mal en mi vida. —No es nada importante como para aburrir a tu novio—comento con una sonrisa, espero que no se vea tan tensa como la siento yo—mejor coméntale el viaje que piensas hacer—eso captura la atención de Inuyasha por lo que vuelve a mirarla y yo me permito observarlo. Desde que llegué simplemente lo ignoro como él a mí, aunque hay momentos en donde lo capturo mirándome, o buscando algo en mi cuerpo. ¿Cosa jodidamente rara? Eso no es como si me incomodara. Es por eso que siento que las cosas simplemente se nos están yendo de las manos y es mejor mantener las distancias. Porque yo pienso mucho en él, en sus manos, en sus besos, sus palabras. No sé si esa noche fue una maldición o qué, pero no puedo controlar lo que siento. ¿Qué siento? Mucho deseo por Inuyasha. ¿Será por qué me folló bien?, ¿o es porque es peligroso y una jodida tentación? No lo sé, pero es retorcido que me guste un poco el novio de mi mejor amiga. —Hábleme de ti, Kagome—su voz varonil se escucha tan bien. Lo miro y quedo atrapada en esos ojos que posee. Lamo mis labios despacio al sentirlos resecos y sus ojos por un momento se desvían a ellos. —No hay nada que decir de mi—respondo con una sonrisa y Kikyo me mira. —Pensé que no eras tímida—ataca Inuyasha—no se en que momento te volviste tan tímida conmigo—abro los labios con sorpresa y él mira a Kikyo—creo que es porque somos pareja, ¿te molesta que salga con Kikyo?—pregunta y no sé a dónde diablo quiere llegar con esa pregunta. —No me molesta, mientras Kikyo esté feliz yo me sentiré bien—comento despacio y Kikyo sonríe. —¿Ves? Ella es dulce a su manera—trago en seco cuando las palabras de disculpas dirigida a ella aparecen en mí. —¿Dulce? Conmigo siempre ha sido arisca—lo miro y respiro hondo. —¿Arisca?—pregunto con voz suave. —Muy arisca—abro mis labios queriendo no interpretar esas palabras como algo más, de doble sentido. Kikyo lo abraza y lo besa de repente y giro el rostro cuando la incomodidad aparecen en mí. Saco mi teléfono y lo reviso. Quiero que me desaparezcan del mapa y me lancen a marte, lejos del par de tortolos que se besuquean con descaro. Cuando los miro veo los ojos abiertos de Inuyasha mirándome. ¿Qué mierda? Él me guiña uno de ellos para luego cerrarlos. Aprieto los labios al sentirme de pronto celosa, quiero maldecirme tanto que las ganas de coger la pierda para siempre. ¿Todo esto por un jodido pene? No fue el pene cariño, fue la buena follada que te dieron. Ahí está el problema. El teléfono de Kikyo suena y ella se separa tomándolo. Ve el identificador de llamadas y me mira con los ojos abiertos. Joder no, ya se lo que viene. La miro tratando de decirle con mis ojos lo jodida que es la idea que tiene en mente. Porque nunca me ha gustado cubrir engaños. Ahora cubres el tuyo. —Una amiga necesita ayuda, puedo tardar un poco—dice mirando la pantalla—¿les molesta que vaya a mirar que todo esté bien?—Inuyasha niega mirándola. —Si una amiga necesita de ti, ve—ella sonríe y me mira. —Quédense aquí, yo vuelvo pronto—esa parte va dirigida a mí. Entiendo de inmediato. No lo dejes salir de aquí. Esas son las palabras que me envía. —Kikyo—ella me sonríe antes de que pueda decir algo más huye prácticamente corriendo. Cuando cierra la puerta el silencio gobierna todo el lugar por lo que tomo mi teléfono para distraerme. O al menos esperar que el impulsivo de Inuyasha comience con la misma cantaleta de la otra vez. Es mejor pensar en esas cosas para que el nerviosismo que siento de tenerlo solo en este lugar cerrado no sean tan poco discretos. Levanto la mirada cuando escucho un poco de ruido y veo a Inuyasha quien se desliza para acercarse por lo que me levanto rápidamente manteniendo la distancia entre los dos. Sus ojos parecen curiosos de mis movimientos, pero lo último que necesito es caer otra vez en la tentación. Al menor puedo culpar un poco al alcohol y lo que le pusieron a mi bebida, pero sobria no tengo ninguna excusa. —¿Ya podemos hablar sin que me eches de tu casa?—pregunta enarcando una ceja. Eso causa que una pequeña sonrisa se forme en mis labios. —Creo que no hay nada de lo que hablar, el único complicando las cosas entre nosotros eres tú—aseguro con total tranquilidad, para que no descubra lo nerviosa que me encuentro. La camiseta le queda tan bien con esos jeans, maldición. ¿Por qué diablos está tan bueno? Odio eso. —¿Yo?—pregunta él haciendo una mueca—eres tú la que ni siquiera puede verme a los ojos, como toda una jodida cobarde—mis labios se abren sin dar crédito a sus palabras. —¿Cobarde?—pregunto—el único cobarde eres tú, para que lo tengas claro, es solo que no me interesa ni siquiera tener un jodido acercamiento cordial contigo. En pocas palabras, no me interesas para nada, así que deja de hostigarme con lo que es un error que no se volverá a repetir—comento con tranquilidad. —Recodé muchas cosas—dice ignorando lo que anteriormente dije—nosotros hablamos, lo hicimos, confesamos cosas y lo volvimos hacer—declara y eso me hace enarcar una ceja. Él ríe al mirarme—no quiero traer eso a colación, pero estoy curioso sobre cosas que me dijiste—me siento en el otro sofá. —¿Qué dije?—pregunto ignorando los aperitivos porque estar con Inuyasha en el mismo lugar me cierra el apetitito. Todo en mi está en estado de alerta por su presencia. Ese es el gran problema. —Que te gusto mucho—susurra y me tenso antes de reír fuertemente bajo su incrédula mirada. —¿Y tú creíste que eso era verdad?—pregunto mirando mis uñas—estaba ebria Inuyasha, no recuerdo nada de eso, pero aun ocurriendo puede ser solo el momento. Quiero creer que fuiste un buen polvo, porque si recuerdo que fuiste un fiasco en la cama déjame decirte que me voy a decepcionar más. Imagínate, engañar a mi mejor amiga con un fiasco—niego haciéndome esta mujer que en verdad no siente vergüenza de cada palara que sale de mis labios, creo que mi medio de protegerme de Inuyasha es este. Fingir que me da igual todo para no ponerme a llorar en cuanto lo veo, por lo tanto, el ser irónica es la única solución ahora. —Eres molesta—me encojo de hombros restándole importancia. —No me importa—lamo mis labios y otra vez su mirada capta el movimiento—deja de mirarme de esa manera, Kikyo podría confundir las cosas y es lo último que necesito—él se acomoda y sonríe. —¿Te da miedo?—pregunta en el mismo tono que utilice momentos atrás. —¿Debería?—pregunto. —Ya no estaré sobre ti todo el tiempo con lo que pasó, pero tampoco quiero tenerte cerca de mi porque... —¿Por qué?—pegunto con curiosidad. —Porque entonces no podré ni concentrarme al besar en mi novia. Es estúpido, pero me incomoda que me observes—me rio con gracia. —Hace un momento no lo parecía. No sé a qué se supone que juegas, pero yo no entraré en eso—me levanto. —Te gusta que te follen de espalda—eso me detiene—cuando te excitas tu cuello adquiere un leve rubor, eso está pasando ahora Kagome. ¿Me explicas por qué?—muerdo mi labios nerviosa cuando él se levanta y sonríe con aire de suficiencia—¿te excita tenerme cerca?—trago en seco con la sonrisa que tiene en el rostro. No menciono una sola palabra y solo recojo mis cosas dispuesta a marcharme de este lugar. No puedo seguir aquí, así que cuando le paso por el lado a Inuyasha él toma mi brazo pegándome a la pared más cercana y quedando frente a mí. Los latidos de mi corazón avanzan con fuerza cuando siento su respiración sobre mis labios. Me quedo estatifica con los ojos muy abiertos en espera de lo que hará. Inuyasha me sorprende cuando ataca mis labios con una furia que me hace vibrar por dentro. No sé qué pasa por mi mente en el momento en el que dejo caer mis pertenecías y lo atraigo a mi quemándome y ardiendo en el infierno al responderle este beso. Muevo mis labios con la misma furia y deseo que siente él, no pienso en nada solo en lo bien que encajan ambos al moverse de esta manera. Las manos de Inuyasha van a mi culo antes de agarrar mis muslos y hacer que enrede mis piernas en torno a él. Me pega una vez más de la pared mientras nos besamos queriendo robar hasta la mínima respiración de los labios del otro. Su lengua es adictiva, las lamidas que da, como muerde, todo en este beso me desalma, pero pronto el pensamiento de Kikyo aparece y me hace sentir la peor de las zorras por lo que lo alejo de mi cuerpo y hago que me baje. Él parece de momento arrepentido, pero no me quedo a averiguar porque lo próximo que hago es tomar mis pertenecías para huir del peligro que ese hombre representa en mi vida.
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