Capítulo 17

2163 Words
Estoy encogida en mi cama con un libro en manos, aun cuando se supone que llegue para leer luego de avisar en el trabajo que me surgió un inconveniente y huir. Huir como siempre hago. Las lágrimas continúan deslizándose por mis ojos que seguramente están irritados, o por lo menos así los siento yo. Muerdo con fuerza mi labio inferior evitando que tiemble antes de dejar el libro sobre la mesa de noche porque lo último que quiero es mojarlo gracias a las lágrimas que siguen cayendo. Sé que la noche ya cayó, porque apago la lámpara y mi habitación se sumerge en una oscuridad que me hace sentir tan sola y vacía. Lloro porque solo tengo permitido mostrar debilidad en estas cuatro paredes. Lloro por recordar el pasado, lloro porque odio que Abi aun tenga poder sobre y mi y sobretodo lloro recordando todo lo que sucedió en ese tiempo. Un tiempo de mi vida que prefiero tachar y olvidar ya que solo aporta momentos oscuros, deprimentes y perdidas que aun duelen en mi interior. Porque me lastimaron mucho, pero yo también lastimé tanto que siempre me estaré arrepentida, pero mi arrepentimiento no vale nada, no cuando una sonrisa se apagó para siempre, no cuando dañé tanto a una persona que nunca volvió a ser igual. No cuando fui tan destructiva. Todo porque Abi y yo somos dos personas destructivas. Perdí sueños, perdí mucho porque no volví a ser la misma chica chica. Acaricio mi muñeca lamiendo mis labios secos. Escucho la puerta siendo tocada con fuerza, pero yo no me quiero levantar a ver qué otros problemas vienen. Estoy cansada, pero la insistencia en el toque me hace maldecir y salir de la cama. Enciendo las luces y camino como si estuviese yendo directo a mi muerte. La luz molesta en mis ojos, pero con las mangas del abrigo enorme que traigo seco mis mejillas ya abro la puerta. —Por fin, pensé que realmente tú no me ibas a abrir o que estabas... ¿Kagome?—pregunta Sango al mirar mi rostro—¿Qué pasa?—le regalo una temblorosa sonrisa y ella sin pedir permiso se adentra en mi hogar y cierra la puerta para luego abrazarme. Sin decir una sola palabra ella solo me abraza y rompo a llorar sin poder evitarlo mientras ella me sujeta aun frente a la puerta cerrada. La siento caminar, pero yo solo lloro hasta que me hace sentar y vuelve a abrazarme. Justo esto era lo que necesitaba, una persona que me abrace sin preguntar lo que pasa, porque yo no quiero contar nada. Solo necesito sacar el dolor del momento para luego volver a ser la Kagome de siempre. —Está bien, estoy aquí—la escucho susurrar y me aferro a Sango en este momento como nunca lo hecho. Simplemente quiero aprovechar que ella está aquí para llorar. —Estoy tan... cansada—susurro mojando la blusa que lleva puesta con mis lágrimas—¿Cuándo dejaré de sentir dolor? Cuando pienso que ya puedo ser libre del pasado regresa y me golpea... no soy tan fuerte, no siempre aguantaré cada golpe—murmuro—nunca fui lo suficientemente fuerte para soportarlo—mi voz suena ronca y Sango acaricia mi cabeza. Cierro los ojos acariciando mi muñeca de manera distraída. —El dolor siempre estará Kagome, no desaparece, solo aprendemos a sobrellevarlo hasta que pasa a un plano inferior donde ya no lastima tanto—habla—tú eres la única que debes saber cómo lidiar con tu dolor, lamentablemente no podemos quitarle el dolor una persona, pero me tienes aquí para ayudarte con la carga—me separo un poco para ver la dulce sonrisa que me regala. —Gracias Sango, gracias—ella continua abrazándome. —No tienes nada que agradecer Kagome, me caes muy bien, es por eso que te invité a esas cervezas, pensé que me habías abandonado, pero parece ser que tienes tus propios problemas—asiento de manera distraída y ella limpia mis lágrimas—no sé si lo que diré es importante para ti, pero en mi tienes una amiga—me guiña un ojo—espero que me consideres una especial, porque mira que soy la mejor—no puedo evitar reír de sus palabras y ella parece complacida. —Disculpa por no avisar, ya sabes, cuando uno es un desastre no recuerda nada—ella asiente. —Te disculpo, pero ya no estés tan triste—besa mi frente con cariño—hay mucho por lo que debemos sonreír, aunque no lo parezca—me acomodo para verla—y ahora que te veo así, debemos ir por esas cervezas con más razón. Ve y cámbiate, aquí te espero—sonrío un poco y asiento. —Está bien, tú ganas—comento levantándome. —Eso era obvio—me rio de sus palabras y me adentro a mi habitación para cambiar la ropa que llevo. Aprovechándome de la buena voluntad de Sango entro al baño y me doy una rápida mucha para luego colocarme un jean alto que moldea mi cuerpo de una manera increíble y un top manga larga color blanco. Me coloco unos tacones altos y me maquillo suave para ocultar la evidencia de mis lágrimas. Hago una coleta alta y le guiño un ojo al espejo por lo bien que me veo. Salgo y me encuentro a Miroku y Sango en la sala. Él se levanta y viene a darme un abrazo alzándome sobre mis pies, lo que me hace reír un poco cuando besa mi cuello de manera sonora. Cuando me deja sobre mis pies sus ojos me analizan y sé que busca la tristeza que hay en ellos, pero sabe muy bien respetar cuando simplemente quiero no contar lo que sucede. Porque ni Miroku sabe sobre ese pasado que Abi y yo causamos, la desgracia y el daño que hicimos. Somos pocos lo que sabemos de eso, de la mitad de la historia mis padres, de la otra mitad, del inicio de todo, solo Abi y yo sabemos cómo comenzó todo, por qué sucedió de esa manera. Un aplauso me saca de mi estado de ensoñación y Sango me regala una dulce sonrisa tomando su bolso y acercándose a nosotros, no sin antes darle una larga mirada a Miroku quien no pierde tiempo en hacer lo mismo con ella. Vaya, cuál de los dos es más descarado en esto de mirarse con ojos lujuriosos. —Bien, vamos por esas cervezas Kagome—habla Sango apartando la mirada de mi mejor amigo—tu amigo puede venir, solo porque me regaló un chocolate—asegura y sonrío un poco. —Vamos—ellos caminan y abro la puerta para cuando ellos salen cerrarla. Miro la puerta de Inuyasha y estoy tentada a ir y tocar, refugiarme en un abrazo por parte suya, pero eso sería muy patético de mi parte. Trago y preparo una sonrisa débil para mis amigos mientras ellos hablan mucho durante el camino. Cuando llegamos a un bar Sango asegura que le encanta por lo que asiento y cuando entramos la música no es tan fuerte como esperé, pero me gusta porque no necesito ruidos fuertes. Ellos consiguen mesa y en un parpadeo tengo una cerveza en manos mientras evaluamos lo bien que parece el ambiente aquí. —¿De dónde conoces a Kag?—pregunta Miroku bebiendo de su cerveza antes de pellizcarme la mejilla, eso me hace rodar los ojos. —Trabajamos juntas—responde Sango sin perder esa sonrisa tan bonita que tiene, Miroku asiente y ellos continúan charlando sin dejarme fuera un solo momento. En mi interior agradezco a que Sango me haya sacado de la casa porque sinceramente solo seguiría llorando y lamentándome en una habitación, al menos aquí mientras trascurren los minutos y las cervezas me siento más animada. Mi mirada cae en un joven que sonríe junto a un grupo de personas en una mesa. Enfoco bien y cuando los ojos dorados de Sesshomaru caen en mi parece bastante sorprendido de encontrarme en este lugar. Levanto una mano saludándolo a lo que él hace lo mismo, luego bajo mi mano mirando a Sango quien sigue con la vista puesta de Sesshomaru. —Está buenísimo—comenta ella bebiendo de su cerveza. Miroku finge un gruñido que la hace reír—tú también estas buenísimo, tranquilo. No tienes nada que envidiar—enarco una ceja y ella me guiña un ojo con complicidad—¿algún novio o ex novio?—cuestiona en dirección a Sesshomaru. —Ninguna, digamos que un conocido—Miroku frunce el ceño. —Quizás él quiera algo más contigo—comenta Sango mirándome a lo que me rio. —Para nada, te aseguro que no soy el tipo de mujer que le gustan—ella me mira con picardía. —Entonces... ¿por qué está caminando a nuestra mesa?—cuestiona de lo más divertida. Al parecer las cervezas comienzan a hacerle efecto. Veo a Sesshomaru caminar como si fuese algún modelo de comercial, él se acerca con una sonrisa y detrás de él hay varios hombres que chocan cervezas como si lo que él hace tuviese que celebrarse. Al detenerse frente a mi mesa me inspecciona con la mirada como lo hizo la vez que nos reunimos antes de darme una pequeña sonrisa. Cierto, no recordaba que este hombre no es tan serio como parece. —Kagome Higurashi—comenta con una sonrisa—hola a ti belleza—Sango se derrite ante el saludo—hola... Miroku—Miroku levanta una ceja mirándonos antes de sonreírle a Sesshomaru. —Hola Sesshomaru, es raro vernos aquí juntos—murmura mi mejor amigo. —¿Se conocen?—ellos asienten. —Trabajo algunas veces con Sesshomaru, lo asesoro de la parte legal cuando hace negocios grandes—asiento en compresión. —No sabía que este era tu ambiente—Sesshomaru ríe ante mis palabras. —Si bailas conmigo te digo la razón de por qué este si es mi ambiente—movida por la curiosidad me levanto—no sabía que eras una chismosa Kagome—me encojo de hombros tomando su mano y él nos hace caminar a la pista para movernos. —Ahora suelta la sopa—su risa acaricia mi oído mientras me hace moverme. —De manera disimulada mira la mesa del fondo—como soy media estúpida miro para nada disimulada la mesa del fondo ganándome que Sesshomaru me mueva con rapidez antes de ser descubierta, pero vi la razón de por qué está aquí. Cuando miro su rostro creo que mi sonrisa podría dividir mi rostro a lo que él rueda los ojos dejando sus manos en mis caderas. —Esa es Rin, la chica de la cafetería—hablo sobre la música. Él se ríe mientras me gira de nuevo. —Sí, quiero ser su amigo—ahora soy yo la que ríe con fuerza. —Eso ni tú te lo crees, pero no seré mala. Te invito a mi mesa por una cerveza. Mi mesa está más cerca de la de Rin—él rueda los ojos. —En mi mesa puedo apreciarla como se me dé la gana—enredo mi mano en su brazo deteniéndonos de bailar haciéndolo caminar. —No seas tímido querido Sesshomaru—él gruñe haciéndome reír—deberías invitarla a bailar si tanto te gusta, parecías alguien que iba justo por lo que quería y no el tipo que se queda siendo un simple espectador—él enarca una ceja y acerca su rostro al mío. —Voy por lo que quiero siempre, pero lo último que quiero es que ella piense que soy un acosador—asegura apartándose. —¿No que no te gustaba?—pregunto conteniendo reírme en su cara, él pone cara de fastidio antes de rodar los ojos como si mi sola presencia lo fastidiara. —Hoy estas más insoportable que la última vez—me encojo de hombros disfrutando molestarlo—al menos ahora no pareces molesta porque tengo un retraso en nuestro encuentro—él me hace dar una vuelta incitándome a bailar—creo que es más divertido así—niego con una sonrisa. Sesshomaru es realmente extraño, pero parece encajar con mi personalidad, tal vez en un futuro seamos amigos porque comienza a agradarme el hombre. Cuando parece que sus ojos no pueden contener más el ver a Rin a la lejanía él acepta ir a la mesa. Entrelazo su brazo con el mío mientras volvemos, pero mi sonrisa cae cuando me encuentro a la pareja del año en la mesa. Mi estómago se aprieta mientras veo la mirada seria de Miroku en Inuyasha. Kikyo que nos ve llegar sonríe de manera alegre. —¡Kagome!—chilla causando que todos los pares de ojos se posen en nosotros. ¿Qué tan incómodo puede llegar a ser esto?
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