Angelo –Tu madre viene hacía aquí. ¡Ah! es una mujer sumamente necia, incluso le dije que no estabas pero me repitió una y mil veces que desea conocer a la mujer con la que te casarás. Me contó Alonzo. Lo que menos quería era tener que soportar a mi madre y sus constantes recordatorios de lo que suponía era un error. Ni siquiera sabía si Emiliana podría ser capaz de resistir una cena con mi familia, porque su luto era muy reciente. Ya le había advertido a mi madre que no quería que interviniera en mis planes, que entre más alejada estuviera era mejor, pero Mónica Fioretti siempre era así de terca. –Preparen cena para varias personas, seguro no vendrá sola. –Alonzo me miró inconforme por lo rápido que cedí ante el anuncio– Tu también conoces a esa mujer, cuando se le ocurre algo es más