I

2104 Words
                                                                                             Hoy era un día importante para el mundo, 24 de diciembre, fecha que en la cual se celebraba la navidad. Era un día importante para su abuela, al fin y al cabo, debía ser importante para ella también pero no lo sentía así, odiaba navidad, odiaba el mes de diciembre con todo su corazón, odiaba tener que regresar a la casa de su abuela y verlos a ellos. Desde que Albert había muerto, había empezado su tortura; podía verlo pasearse por los pasillos de la casa, a veces lo veía salir de su habitación y otras lo veía acostado a su lado, eso no tenía explicación para Samantha, se suponía que él había muerto. Ya eran las 6:00 pm debía dirigirme a casa de la abuela, pero antes compraría algunos dulces para llevar y compartirlos con ella para celebrar la fecha, por más que odiara la fecha y tener que ver a mis Padres, lo hacía por la abuela Llily ella amaba esta fecha y amaba a su hijo. Las personas suelen ser un poco despistadas para cuando empieza el mes de diciembre, todos suelen ir más apurados que de costumbre y era agotador tener que evitar chocar con alguna persona en la calle por el afán de esta, mantenía mis pasos lentos después de todo no tenía prisa alguna.   Escuche que alguien llamaba mi nombre un poco confundida gire mi rostro y no vi a nadie ni alguien que me resultara conocido, extrañada seguí con mi camino, me acercaba cada vez a la estación del bus y cuando estaba a un pie de entrar a la estación nuevamente llamaban mi nombre, pero esta vez sí reconocí la voz. -Creía ciegamente que no podías hablar, ahora me doy cuenta que nunca quisiste – estaba totalmente enojada, nuestra relación nunca fue la mejor, nunca me importo y no dolió su muerte, pero a la abuela si le dolía.Intenté hablar muchas veces con él para saber el motivo de su estadía en nuestra casa, no quería su espíritu rondando cerca de la abuela, por eso quise saber sus motivos, pero nunca me respondía – ¿Qué quieres? -Lamento que hasta ahora pueda hablarte. -su rostro mostraba inseguridad. - Siendo sincero, aunque quisiese no podía hacerlo, no puedo comunicarme con los humanos... –su silencio me desconcertó un poco– Trate muchas veces de hablar, de comunicarme contigo, pero sentía como si mis labios estuviesen unidos, no podía decir ninguna palabra. Estaba frustrado... - No te estoy entendiendo Albert... si no puedes hablar con humanos, ¿Por qué te puedo escuchar? ¿Por qué rayos pude verte? Créeme que nunca he estado feliz con tu horrible presencia, pensé que me había liberado de ti y de mi madre, pero desde que falleciste se quiso esconder en nuestra casa, ¿Qué quieres? -Estas muriendo. La expresión neutra de Albert me puso en alerta. Hace unos momentos estaba en la oficina, estoy completamente segura... ¿Lo estoy? -No me gustan las bromas Albert -observaba su rostro sin expresión alguna-   -No te mentiría Sam -odiaba que me dijera así-. -No me digas así!! No tienes derecho a decirme así, para ti soy Samantha. Debe ser una tonta broma, nunca se había interesado por mi ¿por qué? Ya no me importaba, crecí... y no me faltaba ese estúpido amor de padre, nunca me hizo falta. Las personas seguían apuradas, todos a mi alrededor avanzaban muy rápido, de repente todo se veía a máxima velocidad, entonces me di cuenta. Las personas chocaban conmigo, porque no podían verme. -No te mentí, de verdad estas muriendo Sam. No me importo cuando me encontré al borde de la muerte siendo totalmente vencido por ella, pero tu... Tu Sam, eres diferente. Debes vivir no debes acabar así, ¿Qué es o ultimo que recuerdas? ¿A quién viste? ¿Algo diferente a lo usual? Necesito ayudarte Sam, se lo debo a mi Madre.   Mis ojos automáticamente se llenaron de lágrimas, debe ser una total locura ¿Qué estaba ocurriendo? No recordaba haber visto algo raro, nada en particular. Todo estaba igual a siempre, las mismas personas, los mismos lugares; no puede ser cierto... como se sentirá la abuela Lily, no quiero que sufra. Yo no voy a morir. -No recuerdo nada en particular, fue lo mismo de cada día –su mirada estaba fija en mi– Realmente no lo sé Albert, solo pensaba en ir a comprar algunos dulces y llevarlos para la abuela, siempre he ido a esta tienda porque venden los dulces que a ella le encantan. -Sam, no fuiste por los dulces para mi Madre. - ¿Qué? - fuiste por otro camino, lamento que sepas esto, pero siempre te sigo; conozco cada sitio que frecuentas y estoy al tanto de esos famosos dulces que a mi Madre tanto le gustan. No saliste viva de tu oficina, al menos no del todo. -Pretendes decir que estuve fuera de mi cuerpo desde que desperté? Que locura es esa, interactúe con las personas de la oficina, hable un poco con mi vecina en la mañana y... –Rayos, él decía la verdad– Mi vecina no había respondido a mi saludo, es una anciana y la conozco desde hace 2 años, suelo gritarle cuando procuro hablarle. Y siendo sincera no me la llevo con nadie de la oficina, todos me miran como si pensaran que les debo algo y simplemente es aterrador, evito estar cerca de ellos fuera del trabajo. Las cosas puede que tengan un poco de sentido, estoy muriendo y no sé dónde diablos esta mi cuerpo. -Esto es demasiado raro para ti y realmente lo comprendo, cuando la muerte vino reclamando mi cuerpo estaba convencido de que no volvería a verlas, estaba preparado para eso y de repente volví a despertar y me encontraba en casa de mi Madre y tu podías verme, no entendía que pasaba en ese entonces, trate de hablar con mamá, contigo y hasta algunas veces con Elene, tu Madre. Desistí al poco tiempo, pude recorrer la ciudad y trate de buscar mi cuerpo –sus ojos parecían cansados, hasta ahora vengo a notarlo– Pero no pude recordar nada, solo tenía grabada en mi cabeza el rostro de aquel que decía ser la Muerte, aquel que inflaba su pecho de orgullo cuando reclamo ser dueño de mi cuerpo –la sonrisa en el rostro de Albert, era vacía y podía sentir su angustia, mi Padre estaba sufriendo– Puedo sentir su tacto en la palma de mi mano, la cual tendió y me ofreció ser su eterno acompañante. Ese que se hacía llamar la Muerte, tenía manos cálidas y pude sentir una sensación de intranquilidad, pero, mi cuerpo actuó por sí solo, me encontraba envuelto en su embrujo. Sentía que había estado parada frente a Albert por muchas horas, ya el sol estaba completamente oculto y podía observar el brillo de la luna, tan frio y nostálgico. Pase de sentir que todo se movía con rapidez a sentir que todo pasaba totalmente con una lentitud increíble, no sentía la respiración de Albert, tampoco veía que su sombra se proyectara, realmente era difícil asimilar esto. Mi cuerpo empezó a sentirse bastante pesado y no pude evitar soltar un quejido lastimero, el rostro de mi Padre se veía preocupado y había olvidado que él podía hacer ese tipo de expresiones, sus labios se movían, pero no pude entender ni una sola palabra que salía de su boca, un sonido agudo retumbaba por toda mi cabeza, como si hubiesen desconectado algo y este sonara por la acción. Oscuridad Todo era oscuridad, podía sentir un fuerte dolor en la cabeza y un horrible olor a sangre. Mi vista no enfocaba nada, no podía reconocer donde estaba y no sentía la presencia de Albert a mi lado, eso no era buena señal.  Mi cuerpo no quiso responder a mis deseos de ponerme en pie e irme de ese desconocido lugar,  ¿Qué podía hacer? Después de conseguir huir ¿A dónde iría?, no debería estar tan lejos de casa de la Abuela, todo iba a estar bien. -No deberías ser capaz de salir de tu cuerpo hasta que estés totalmente muerta –esa voz– debo advertirte que no conseguirás salir de aquí tan fácilmente, esto apenas comienza. Reconocía esa voz, Samantha sabia a quien le pertenecía esa horrible voz. -Sorpresa! -Sebastián... ¿Qué haces...? -Solo recibo ordenes Sam, estarás aquí hasta nuevos planes –su cabello n***o lo hacía lucir diferente– No has cambiado nada, me sorprendí también ¿Sabes?, saber que la próxima víctima era alguien a quien ya conocía muy bien e incluso le tenía aprecio fue bastante excitante. - Pero, ¿Qué dices? –su sonrisa comenzaba a frustrarme– Ordenes de quién? ¿Qué tengo que ver en todo esto? Déjame salir, no le diré a nadie, incluso puedo irme de la ciudad si quieres, solo déjame volver con la Abuela... -No creo que puedas regresar con la vieja Lily, no es fácil salir de esto Sam, no voy a mentirte –no podía creer en esas palabras– No es lo que esperas. Sebastián había salido de la habitación hace bastante tiempo, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que desperté, estaba completamente segura de que el afecto que le tenía a Albert era desprecio total, pero, deseaba verlo. Samantha también deseaba ver a su abuela Lily e incluso a su madre, Elene; y se odiaba por pensar y sentirse de esa forma. Aun sentía un fuerte dolor en su cabeza y seguía mareada, sabía que si trataba de ponerse en pie caería de golpe de nuevo al suelo. Aun con el fuerte dolor aumentando ahora por todo su cuerpo, trato ponerse en pie fallando en cada intento; no reconocía el sitio, pero quizá el olor se le hacía familiar. Las paredes eran totalmente grises, su cuerpo sentía la humedad del lugar encogiéndose inmediatamente, había una sola ventana y está forrada por un papel blanco totalmente cubierta por un desagradable moho, en la esquina de la pequeña habitación se encontraba una pequeña puerta y no sabía si estaba imaginándoselo, pero esta se encontraba abierta. Entonces aun con su cuerpo ardiendo de dolor y lágrimas escurriendo por sus mejillas se arrastró a la pequeña puerta y como si sus energías regresaran a su cuerpo pudo levantarse. Primero un pie, quejándose y gritando de dolor rezo para que fuera la única en ese sitio y nadie impidiera su fuga, otro pie y como si de un sueño se tratase; despertó. Sus ojos rápidamente enfocaron el rostro de Albert, reconociendo a su padre y su antigua habitación en la casa de la abuela, su respiración acelerada termino por asustar a Albert. -Tranquila –susurraba– Estoy aquí contigo Sam, tranquila –volvió a susurrar, y de verdad quería calmarme, quería estar bien y entender qué diablos estaba sucediendo, pero admitía que estaba aterrada– Te prometo que buscaremos respuestas, te aseguro que te regresare a la vida, cueste lo que cueste, te regresare al lado de mi Madre. -Albert... –mis labios se sentían secos al igual que mi garganta– Ayúdame... no entiendo que sucede, ¿por qué sigues aquí? ¿por qué puedo verte? Y ¿por qué puedo hablar contigo? Si se supone que has muerto... - Cuando te recuperes hablaremos, te contare el pasado mío y el de tu Madre –su mirada lucia perdida por un instante– por ahora, solo descansa. Y así hizo Samantha, sus ojos se empezaron a cerrar y la imagen de la espalda de su Padre cruzando la puerta de su habitación, terminando por quedar profundamente dormida. Trataba de asimilar lo que estaba sucediendo, no podía culpar a su Padre por lo que estaba pasando, pero él tenía respuestas que ella necesitaba, pudo comprender que su cuerpo ya no estaba enlazado con su alma o mejor dicho trato de comprender. Quería encontrar respuestas rápido, para así regresar al lado de su Abuela y tener una vida miserable o lo que para ella era una vida normal; hubo algunas veces en la que se preguntaba que sucedía cuando alguien moría y recibía respuestas como, quizá llegaban al cielo y podían estar al lado de Dios, puede que simplemente reencarnen y continúen su vida olvidando la que han dejado atrás o simplemente se vuelven polvo, porque ya saben " polvo eres y en polvo te convertirás", respuestas que solía decirle su querida abuela.  Volviendo a la realidad o mejor dicho a su realidad, debía hablar con Albert, debía saber que sucedía y ella definitivamente regresaría a su cuerpo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD