Axel y Meridia caminan durante unos quince minutos, hasta que finalmente llegan a una casa enorme que estaba detrás de una montaña. Era increíble porque ella jamás pensó que ahí se podía construir. Así pues, Meridia podía sentir que el ambiente donde se encontraban era hermoso porque a pesar que la luz de la luna era lo único que los alumbraba en ese momento, el clima en ese lugar era tan perfecto que el cielo lucía increíble, por toda la cantidad de estrellas que se veían en el firmamento. La rubia estaba tan sorprendida, que veía a su alrededor con una expresión de sorpresa conforme llegaban a la entrada del lugar, y en el momento que llegaron, Axel sacó las llaves de su bolsillo abriendo la puerta diciendo:
—No vengo aquí desde hace unos cuatro años, así que el lugar debe estar algo ab
