Minutos después, Axel llevó a Meridia hasta su auto y sin mas la llevó hasta la cabaña donde ella se estaba quedando, cuando llegaron al lugar él continuó cargándola hasta dejarla sentada en una silla. Meridia durante todo ese tiempo estuvo en silencio, pensando que su pierna no le dolía tanto, solo tenía un raspón, pero eso no se lo iba a decir a Axel, ya que en el fondo le gustó que la llevara cargada hasta la cabaña, la hizo sentir como si fuese una princesa. Por otro lado, el pelilargo le molestaba un poco el silencio de la chica, la cual en ese instante volvió a oler como siempre, ya que, gracias al agua de la lluvia, el efecto de las feromonas se había diluido de la piel y ropa de la elfa. Es por ese motivo que Axel comenzó a olfatear a la chica con algo de disimulo, dándose cuenta