Después que Meridia y Axel salieron de la zona donde la chica elfa vivía, el pelilargo dentro del auto, miró de reojos a la rubia diciéndole: —Vamos a un hotel. Al instante que Meridia escucha eso, se voltea mirándole con temor preguntándole: —Señor Axel… ¿Qué vamos hacer ahí?, pensé que íbamos a la mansión Wolfgang —murmura Meridia sintiendo como su corazón comenzó a latir con fuerza. Por tan solo imaginarse lo que Axel deseaba hacer en un hotel, Meridia sintió como un sudor frío empezó a mojarle la espalda, ya que al parecer ese alfa no iba a perder el tiempo para comenzar a lastimarla. De esa misma forma, el pelilargo puede ver como la elfa de un momento a otro se encogió de hombros, mientras se alejaba disimuladamente de él, entre tanto abrazaba esa maceta con el arbolito de manzan