Capítulo 35. El jardín secreto

2309 Words

Axel en ese instante no podía controlarse. Mientras veía a Meridia, lo único que pensaba era en besarle sus labios, eran pequeños, rosas y apetitosos. La boca del excitado alfa se derretía en ese instante, por tan solo imaginar que probaba esos deliciosos labios de la elfa que, desde su punto de vista, le gritaban que los saboreara. Él sin mucha delicadeza, extendió los brazos de la rubia para que no pudiera moverse, aprisionándola por completo porque su cuerpo encima de ella le impedía moverse a voluntad. Es por eso que Axel lentamente se acercaba a la elfa, la cual en ese momento era su fruto prohibido, el cual estaba justo frente a él, pero le aterraba probarlo, porque no sabía lo que sucedería luego de degustarlo. Pero luego, cuando estaba a punto de besarla, alguien viene rompiendo e

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