Mi nombre resuena por los pasillos del hospital y como ya es costumbre me alisto mientras que avanzo hacia la sala de emergencia, y es que ni siquiera me han dado tiempo a terminar de colocarme mi bata blanca —¿Qué está pasando?— Pregunto cuando cruzo la puerta y allí esta Marta esperándome con la planilla en su mano.
—Paciente femenina, 32 años, sufrió un infarto y llego con signos vitales muy débiles— Relata mientras me acerco al box.
Una vez que llego frente a la camilla, veo a la mujer y me quedo impactado ante lo joven y bella que es. Su cabello rubio cae alrededor de su rostro y de inmediato comienzo a luchar para sacarla de este estado —¡Reanimación!— Exclamo cuando veo que sus signos van en picada —¡Desfibrilador!— Pido con urgencia mientras que Marta empieza a romper las prendas
