Es la primera vez en mi vida que me siento de este lado y bajo esta situación junto a un colega. El doctor Myer me mira como preguntándose si voy a hablar y ni siquiera sé cómo empezar —Marcos, ¿Qué te ocurre? Te veo muy preocupado ¿tienes un caso complicado?— Inquiere y levanto mi mirada.
—Ojalá solo fuera “un caso” donde los sentimientos no pesarían tanto, pero no, es alguien que amo— Anticipo.
Su mirada cambia —¿Esta enferma?— Cuestiona y asiento.
—Es mi prometida, tiene una insuficiencia cardiaca y necesita un trasplante, porque los tratamientos ya no funcionan y como sabe estamos con el tiempo en contra— Resumo y al darme cuenta de la manera que me mira, sé que no hay una solución mágica posible.
—¿Has revisado la lista de espera?— Averigua y asiento una vez más.
—Claro que sí,
