Capítulo 7

2334 Words
Rhory observó su pie izquierdo vendado y luego su mirada viajó hasta su mano derecha, la cual estaba igual. A decir verdad, su mano no se encontraba tan herida como su pie, pero cuando Max insistió en colocarle la venda, y por alguna extraña razón, no pudo negarse al observar aquellos oscuros ojos. Era un tanto curioso como a pesar de intenso n***o que reflejaban aquellos orbes, como el ónix, solo encontró verdadera preocupación siendo transmitidos por ellos. Había también una calidez, por la cual Rhory se sintió cautivado y envuelto en ella, ya que... Pocas personas realmente le observaban de aquella forma, por no decir ninguna. Una pequeña sonrisa creció en los labios de Rhory con ello. Alzando la mirada, contempló a Max a través de la puerta abierta. Luego de haberle ayudado con sus heridas, el mundo decidió avergonzarlo con su estómago emitiendo un sonido lo suficientemente fuerte como para que ambos lo escucharan. Tan mortificado como se sintió, Max solo le sonrió dulce y sin hacer mención al respecto, anunció tener hambre y dejó en la habitación prometiendo conseguir algo de comer para ambos. Si era sincero, Rhory estaba un poco preocupado por increíble hombre con el cual se había encontrado. En su vida pocas veces sucedían cosas realmente buenas, y Max parecía no solo ser bueno, sino que grandioso. El hombre era mortalmente apuesto con aquel cabello tan oscuro como el tono de sus ojos, con un corte de moda peinado hacia el costado derecho. Tenía facciones varoniles que destacaban, el contorno marcado de su mandíbula siendo una de ellas. Su barba corta rodeaba inclusos sus labios, y a diferencia de otros hombres, Max realmente parecía que cuidaba de ella manteniéndola corta. Para su cuerpo... Rhory realmente no tenía palabras para describirlo. El hombre era firme en cada músculo esparcido en los lugares correctos, no tenía un montón de ellos, solo lo justo y necesario, anunciando que se tomaba su tiempo para cuidar de ellos con ejercicio regular. Si Rhory tuviera que compararlo con un cuerpo, lo asimilaría al de Theron, la pareja de su amigo Maison, solo que Max parecía tener sus hombros más anchos y firmes. Todo el conjunto, volvía a Max en un hombre realmente atractivo, la clase de persona que usualmente... No observaría a Rhory. Pero Max... Él parecía que no podía quitarle los ojos de encima. Y a diferencia de otras personas, el humano no sentía que debía de mantenerse en guardia a su alrededor. Cómo se supone que la mantendría cuando le sonreía de forma tan amable, le hablaba con un tono tan cariñoso y cada acción de este estaba destinado solamente para ayudarle. Sí, Rhory sabía perfectamente que en el mundo existían personas que fingían ser agradables para luego atacar por la espalda, pero por alguna razón, sentía que Max no estaba fingiendo nada. Era extraño, pero... Algo dentro del joven modelo le instaba a confiar en Max aunque fuera un poquito, lo suficiente como para ponerlo en la lista de la duda. Después de todo, Max le había salvado de Rosell y Andreu, le llevó a su cabaña, cuidó de él, trató sus heridas y en ese instante hasta le estaba preparando comida, ¿cómo se suponía que no iba a darle aunque fuera el beneficio de la duda? Al recordar todo lo que Max le había hecho a su cuerpo, el rostro del humano se pintó de rojo otra vez, sin poder creer todas las cosas que hicieron, los sonidos que emitió y... Todo lo demás. —Dios... No puedo creer que realmente hice todo eso, y en mi primera vez —murmuró colocando sus manos en sus mofletes. Un repentino ruido de ollas chocando o cayéndose sobresaltó a Rhory e inmediatamente alzó la mirada, asustado. —¿Max? —Lo siento, se me cayó una olla —explicó. —¿Necesitas ayuda? —preguntó justo en el momento en que Max entraba en la habitación. Por alguna razón, la sonrisa del contrario parecía ser incluso más grande que cuando le dejó para ir a la cocina. —No te preocupes, hermoso, tengo todo controlado —prometió—. Tú solo quédate en la cama, no quiero que te muevas aun considerando la condición de tu pie y tu cuerpo en general —le recordó. El dolor en su trasero y caderas sonrojó a Rhory, y a su vez, le sacó una pequeña sonrisa dulce. Observando a Max sentarse frente a él otra vez, sus ojos se abrieron enormemente y sus cejas se alzaron al contemplar la cantidad de comida en la bandeja. —No sabía qué es lo que te gusta comer, por lo que prepararé una gran variedad de todo —explicó Maxwell. —Aun así... —pronunció Rhory—. Hubiera estado bien con un simple sándwich —aseguró. El lobo de Max gruñó en su mente, descontento ante la idea de su pareja, y Maxwell lo apoyó completamente. Su dulce elegido necesitaba alimentarse correctamente. —Lo siento, pero con toda la actividad que tuvimos durante la noche, tienes que alimentarte correctamente —indicó Max—. No te pediré que comas todo, pero me gustaría que probaras lo que te llame la atención y me digas si es que hay algo que no te guste —expresó. —Oh, no, está bien, realmente no soy una persona quisquillosa, mientras pueda comer algo estoy feliz —aseguró Rhory y cogió unas tostadas con huevo revuelto. —¿Prefieres té, café o zumo? —Zumo. Asintiendo, Max apartó el vaso de zumo colocándolo del lado de su pareja y se quedó con la taza de café. —En lo que desayunas, iré por mi auto —planeó el hombre lobo—. No lo dejé estacionado cerca, por lo que podría tardar un poco en volver. —Podría caminar contigo —comentó Rhory. Aquellos ojos tan negros como el ónix se fijaron en el pie vendado y negó firmemente. —No te haré caminar con tu cuerpo en tal condición y dudo que me dejes llevarte todo el camino entre mis brazos, ¿cierto? —Puedo caminar —insistió Rhory. —O me esperas aquí, o te llevo en brazos, no hay otra opción aquí, hermoso —declaró Maxwell firmemente—. ¿Qué dices? Rhory le observó fijamente unos largos minutos, y cuando fue bastante obvio que Max no daría su brazo a torcer, soltó un sonoro suspiro y asintió. —Esperaré aquí —aceptó. —Me parece perfecto, no demoraré mucho —prometió Maxwell. —¿No puedes esperar un poco y comer conmigo? —preguntó Rhory—. No es justo que hayas preparado todo esto y no comas nada, yo ni siquiera podré comer la mitad. —Me encantaría, corazón, pero realmente me preocupa tu pie —expresó Max. —Estoy bien, duele un poco si lo muevo, pero realmente no es tan malo —aseguró. —Te creería un poco más de no ser que tus labios forman un dulce puchero sin que te des cuenta cada vez que lo mueves —indicó—. Descuida, seré realmente muy rápido —prometió. Rhory se removió inseguro. —¿Y si Andreu y Rosell siguen por ahí? —preguntó con cierto temor. —Dudo realmente que cualquiera de ellos se arriesgaría a quedarse —aseguró Max. Y realmente, mientras que una parte del hombre lobo esperaba que fuera así, otra... Una que estaba totalmente enojado con aquellos bastardos y que aún ansiaba sed de sangre, quería encontrárselos en el camino para poder acabar con ellos. Contemplando esos hermosos ojos, Maxwell se acercó nuevamente a la cama y se arrodilló al lado de Rhory. —¿Q-qué haces? —exclamó con sorpresa. Tomando la mano más pequeña del humano entre las suyas, el hombre lobo le observó directamente a los ojos. —Sé que probablemente no confías en mí, ya que solo nos conocimos anoche bajo una situación... No tan agradable —expresó—. Pero así como confiaste en mí anoche al permitirme ayudarte, quiero que creas en mis palabras cuando te digo que nunca más permitiré que alguien te dañe de cualquier forma —juró y besó la punta de sus dedos. Ante tal promesa jurada, algo en el interior de Rhory se removió, y extrañamente, sintió que, por alguna razón, podía confiar en Max. —Yo... Lamiendo sus labios, Rhory realmente quiso decir que creía en sus palabras, sinceramente deseaba hacerlo, pero luego de años sin poder confiar en nadie, sin depositar aunque fuera una pisca de confianza por el dolor de la traición, las palabras simplemente se negaron a salir. En vez de exigirle una respuesta, Max solo le sonrió dulce y colocó otro beso en el centro de su mano. —Todo está bien, dulce corazón, te lo demostraré a base de acciones y no solo palabras —juró. Y aquello, aceleró locamente el corazón de Rhory, ya que se diera cuenta de ello o no, las palabras de Max anunciaban que deseaba volver a verlo. —Ahora, come hasta que estés satisfecho y no te preocupes por guardarme o dejarme comida, puedo prepararme más —aseguró y se levantó. Observando a Max dejar la habitación, el humano siguió mirando en la dirección en la cual este se fue hasta que escuchó que la puerta de la entrada era cerrada. Solo entonces, Rhory alzó la mano que fue besada y la acercó a su pecho. Sintiendo una extraña confianza por las palabras de Max, Rhory observó el desayuno completo que preparó especialmente por él y se tomó su tiempo para probar un bocado de cada cosa. Lamentablemente, como su estómago estaba acostumbrado a comer poco, apenas pudo terminar la mitad de la comida y aun así, sintió que comió demasiado. Dejando la bandeja a su costado en la cama, Rhory bajó lentamente su pie y luego se levantó de la cama. Justo como temió, una punzada de dolor le atravesó desde su tobillo hasta su rodilla en el mismo instante en que colocó algo de presión en su pie, por lo que probablemente, Max tenía razón al preocuparse. Con un lento cojeo, Rhory abrió la puerta que asumió era del baño y alivió su vejiga. Terminando, lavó una de sus manos y su mirada cayó en su propio reflejo atreves del pequeño espejo. La sorpresa cubrió el cuerpo del humano al comprobar todas las marcas que Max había dejado, especialmente aquella en su cuello. El patrón de sus dientes estaba perfectamente marcado en su piel. Alzando una mano, tocó con la punta de sus dedos suavemente, a pesar de que tenía cierto aire doloroso, en realidad no se sentía así. Si Rhory tuviera que describirlo, podría decir que incluso se sintió algo... Excitante. Negando ante sus pensamientos, Rhory salió del baño y se colocó los restos de su ropa. Tomando la bandeja con el resto del desayuno, abandonó la habitación y la dejó sobre la pequeña mesa para cuatro. Su mirada recorrió la cabaña, y a pesar de ser pequeña, al humano le encantó el aspecto hogareño que tenía y el que estuviera tan completa. Solo una duda surgió en la mente de Rhory al percibir que ninguna pista en el lugar, indicaba que Max vivía ahí. ¿A caso no era el dueño de la cabaña? ¿Cómo es que lograron entrar? ¿A quién le pertenecía? La puerta en la entrada se abrió abruptamente de una patada y Andreu, entró. La sonrisa que apareció en su rostro tras observar a Rhory, le causó un escalofrío de puro horror, especialmente, porque otra vez aquellos ojos se había vuelto de un extraño tono dorado que le observaba... Como un depredador a su presa. —Sabía que solo debía de esperar —anunció acercándose lentamente—. Le dije a Rosell que ese estúpido alfa recesivo te abandonaría tras usarte, pero no me quiso creer —expresó. —No es-estoy solo... Max volverá —anunció, retrocediendo asustado. Andreu rió escandalosamente y luego le sonrió revelando unos inusuales dientes... Afilados, casi como los de un animal salvaje. —Entonces, será demasiado tarde para cuando vuelva —declaró. Y tan pronto como este saltó, Rhory gritó y retrocedió perdiendo el equilibrio. El dolor pasó por su trasero al caer duramente sobre este. Preocupado, alzó su mirada y contempló justo el momento en que un gran lobo de pelaje n***o saltaba sobre Andreu y lo sacaba de su camino. Aterrorizado, sin siquiera hacer el intento de levantarse y revelar su existencia, retrocedió con sus ojos fijos en la forma en que el lobo atacaba a Andreu, quien se defendía con su apariencia cambiando lentamente, dejando de parecer... Humano, solo viéndose como un... Monstruo. Un grito agonizante invadió toda la cabaña y seguido, un tétrico silencio le prosiguió. Aquel gran animal finalmente dejó el cuerpo inerte de Andreu. Cuando observó en su dirección, Rhory tembló de miedo puro de ser el siguiente en ser atacado, pero al contrario de sus pensamientos, el lobo simplemente mordió una parte del cuerpo y lo arrastró silenciosamente. Una vez el lobo salió de la casa, Rhory finalmente jadeó y respiró, sin saber en qué instante, comenzó a contener la respiración. Con temor de que ese gran animal volviera por él, el humano se levantó del suelo y se acercó a una ventana para vigilar si seguía por ahí. Pero lo que observó, dejó aún más horrorizado a Rhory. Aquel gran lobo de aspecto feroz, cambió ante sus ojos por un muy desnudo humano. Y no se trataba de cualquiera, sino que de Max, el hombre que le ayudó la noche anterior y con quién compartió su cuerpo. Sin lograr comprender lo que sus ojos presenciaron, confundido y asustado, Rhory atinó a hacer lo primero que le alertó su mente y huyó en silencio, sin lograr procesar lo que había descubierto. ¿Cómo un lobo logró cambiar a un ser humano? ¿Y qué fue ese monstruo al que cambió Andreu?
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