Rhory había tenido la peor noche de todas, en serio, la peor. Aun cuando se acostó con la chaqueta que Maxwell le había entregado, perfumada con su delicioso aroma varonil que tanto confort le proporcionaba, de nada sirvió. Ya fuera por las cosas dulces que consumió o por la presencia de Leonel en casa, simplemente no pudo dormir y descansar correctamente. Cada vez que cerraba sus ojos, una pesadilla diferente le atacaba. En algunas, se mezclaba con horrorosos recuerdos del pasado, y en otras, simplemente distorsionaban la realidad en una horrible película de horror en donde lo único que parecía compartir, era la presencia de Leonel atormentándole. Con esa clase de cosas perturbando su sueño, Rhory prácticamente había luchado por quedarse dormido, y a la vez no, ya que obviamente no que