—No, no… no… eso sí que no —dijo Yelena, apartándose inmediatamente. —Ah, perdón… pensé que te gustaría. Como te gusta jugar a ser nena… A Cristian… mejor dicho, Yelena, nunca se le había pasado por la cabeza que al transformarse en mujer tuviera que someterse a la tortura del sexo anal. Claro, no tenía v****a; pero eso no significaba que tuviera que gustarle recibir una pija por el culo. Ernesto no insistió, se limitó a disfrutar del talento de Yelena para chuparla, estaba mejorando día a día… y nunca tenía problema para tragarse la leche. No como esa putita histérica de Rebeca, con ella a veces debía ponerse un poco… brusco, para que se tragara la leche. Debía meterle la v***a en la boca a la fuerza justo antes de eyacular. Aunque debía admitir que hacer esto le calentaba… y estaba se