A Lisandro López Carrera le gustaban las prostitutas… y su esposa lo sabía muy bien. Agustina no tenía problema con que su marido pagara a otras mujeres para tener relaciones sexuales. Siempre había visto al sexo como una mera actividad recreativa a la que ella no solía dedicarle mucho tiempo ni esfuerzo. Disfrutaba acostándose con su marido, pero los apetitos sexuales de Lisandro eran demasiado grandes para que una sola mujer pudiera satisfacerlo. De hecho, la idea de recurrir a “las profesionales del amor” había sido de la propia Agustina. Al principio Lisandro se mostró reacio, pensaba que su mujer le estaba tendiendo una trampa para acusarlo de adulterio en un juicio de divorcio o algo así. Con el tiempo entendió que Agustina hablaba en serio, prefería que su marido tuviera sexo con ot