Yelena estaba disfrutando de sándwiches de pollo junto con su hermana y su madre, las tres estaban completamente desnudas y se reían por cualquier cosa. La algarabía era más que evidente; ya habían roto las últimas barreras sexuales que había entre ellas. Sin embargo un detalle les haría cambiar el humor. A Yelena se le ocurrió revisar su bandeja de mensajes, por si ya había recibido alguna información del instituto y allí fue cuando se enteró que había sido rechazada. —Pero… ¿por qué? —Preguntó Agustina, entre molesta y sorprendida. —No lo sé, simplemente dicen que en estos momentos el instituto no cuenta con la preparación adecuada para aceptarme, y un montón de sandeces más sobre protocolos institucionales. —Esto es porque sos trans —aseguró Rebeca. —No lo quería decir, pero… tambié