Issa sintió como el decano le agarraba suavemente la mano izquierda y, por debajo de la mesa, la guió hasta su bulto. La presidente del centro de estudiantes se puso rígida. Podía notar la forma del pene flácido de Mario Dalessi apretado dentro del pantalón. En ese momento tendría que haberse levantado y acusar de degenerado al viejo con cara de bonachón; pero no lo hizo porque entendió que esto era su culpa.
Varias veces Issa había coqueteado, como quien no quiere la cosa, con el decano del instituto. Eso le permitió ganarse su confianza en tiempo record. De lo contrario una alumna del segundo curso difícilmente podría haberse postulado para dirigir el centro de estudiantes.
Inclinarse sobre el escritorio del decano con un escote demasiado prominente, o rozar la cadera contra su hombro mientras le mostraba algún documento sobre la mesa eran prácticas habituales en el trato entre Issa y el decano.
La joven rubia pensó que la situación nunca pasaría a mayores, el tipo se conformaría con algún arrimón sutil de pocos segundos y nada más. Sin embargo, hace poco la situación se le empezó a ir de las manos… a los dos.
Mientras amasaba ese bulto, guiada por los dedos del mismo Mario Dalessi, Issa recordó cómo esos arrimones por detrás comenzaron a volverse cada vez más frecuentes… e intensos. Incluso llegó a sentir el m*****o erecto del decano contra sus nalgas.
Y ahora no podía hacer más que aguantar en silencio mientras las chicas del club seguían exponiendo la evidencia contra Brenda Ramallo.
A partir de este momento las imágenes se fueron poniendo cada vez más explícitas. Valeria los bombardeó con fotos de Brenda siendo penetrada en la concha, o con semen saliendo de la misma. Imágenes de la fiel amiga y compañeras de aventuras, Lola. Y fotos del famoso viaje a Cancún donde se mostraba a Brenda en pleno acto s****l.
Rachel y Oriana se encargaron de explicar que muchas de estas fotos fueron subidas a Twitter por la misma Brenda Ramallo, a altas horas de la madrugada. Las que no subió Brenda, las publicó la tal Lola que, por cierto, trabaja como prostituta.
Noemí miraba cada imagen con los ojos desencajados, haciendo comentarios tales como: “Nunca había visto a una mujer con tanta afición por las prácticas obscenas”. “No tiene ni un poco de vergüenza” y el más repetido: “Ay, qué asco!”
Brenda ni siquiera intentó defenderse, ella se limitó a decir cosas como: “Qué bien la pasé esa noche”. “Al otro día no podía ni mover las piernas”, o “Lola es la mejor, la quiero un montón”.
Y se notaba que las amigas se querían, porque había varias fotos y videos cortos de Lola chupando concha.
―Si bien no se ve la cara ―explicó Oriana―, nosotras hicimos una rápida comparación y no tenemos dudas de que se trata de Brenda.
―Es cierto, soy yo. Con Lola nos ponemos picantes a veces.
―¡Incluso con mujeres! ¡Por dios!
―Ay, Noemí. Me vas a decir que nunca chupaste una concha? Ni una pija? Nada?
―No, Brenda, y te pido que no insinúes esas cosas de mí, y menos frente al decano.
―Qué vida aburrida debés tener. Al menos yo me la pasé a lo grande en Cancún. Me cogieron todos los días. Sin falta. Y a Lola también, por supuesto. Y sí, lo admito, quise compartir un poco de esa experiencia. Entiendo que estuvo mal; pero… no me arrepiento.
Issa estaba en silencio mirando fijamente la pantalla, allí se podía ver una buena foto de Brenda chupando dos pijas, con la cara cubierta de semen. Sintió calor entre sus piernas y cuando el decano abrió su bragueta, ella misma fue en busca del pene, que ya estaba casi completamente erecto.
―No lo dudo ―dijo Noemí―. Y esa asquerosidad con el semen, por dios… no aguanto más. No sé cómo hicieron estas chicas para aguantar estas imágenes.
―Em… este… ―Sasha levantó un dedo―. Solo voy a decir que no fue para tanto.
―Lo que la chica quiere decir ―continuó Brenda―, es que a ella también le llenaron la carita de leche en alguna ocasión. Por más que Noemí intente hacer un escándalo de esto, es sexo. Y muchas de las presentes experimentaron estas cosas. Es más, en el instituto se dice que Rachel y Valeria son novias, así que imagino que ya habrán probado concha.
―¡No somos novias! ―Protestó Rachel, poniéndose colorada―. No sé por qué todo el mundo piensa eso.
―¿No lo son? ¿De verdad? ―Brenda las miró sorprendida―. Esa no me la vi venir. Es que… están todo el día juntas, y siempre muy cerca… Rachel siempre se tira encima de Valeria, y bueno… así se empieza.
―No quiero juzgarte por tus actos ―dijo Valeria―, pero te pido que no asumas cosas sobre nosotras. No nos conocés.
―Está bien, te pido disculpas.
Debajo de la mesa Issa se encargaba de masturbar al decano. Sabía que lo que estaba haciendo era inmoral, poco ético, inapropiado para la presidente del centro de estudiantes. Pero… algo de esa gruesa y larga v***a le atraía. No la dejaba pensar con claridad. Cuando el decano comenzó a acariciarle la entrepierna, no lo detuvo. Esto le recordó a aquella vez en la que Mario Dalessi se paró detrás de ella mientras revisaban unas carpetas y como él aprovechó para acariciarle la concha por encima de la pollera. En esa ocasión Issa pensó que el decano había llegado demasiado lejos, ya la estaba manoseando directamente; sin embargo, fue incapaz de detenerlo. Se quedó ahí, muy quietita, y evitando estremecerse por los impulsos sexuales que recorrían su cuerpo. Y ahora tenía que hacer lo mismo frente a un gran grupo de gente.
―Tenemos más fotos comparadas con lo que Brenda subía a i********: ―dijo Valeria―. Como por ejemplo ésta. En la versión que subió a i********: se ve que ella está sentada sobre un tipo, los dos sonríen y miran a la cámara. La foto corta justo donde empieza la v****a de Brenda. En la imagen que ella subió a Twitter se puede ver claramente cómo en realidad el tipo la está penetrando.
―Fotos como estas hay muchas ―dijo Rachel―. Brenda subía versiones más discretas a i********:, pero luego en Twitter publicaba la versión completa, donde se podían ver penetraciones. Como esta otra…
―Bueno, basta. No necesito ver más ―dijo Noemí García―. Ya me quedó claro que Brenda Ramallo tuvo muchos comportamientos inapropiados. Una profesora de este instituto no puede estar subiendo pornografía a internet. Eso daña severamente la imagen del establecimiento. La junta directiva exige tu renuncia.
―¿Que la junta directiva me exige qué? ―Brenda se echó a reír―. No, querida. Yo no voy a renunciar. Si tienen un problema conmigo, tendrán que echarme… y también tendrán que pagarme la indemnización correspondiente.
―No, ni hablar. Mañana mismo presentás tu renuncia en el escritorio de…
―A ver, Noemí. Tengo muchos testigos que escucharon claramente como vos, integrante de la junta directiva del instituto, me estás “exigiendo la renuncia”. ¿Sabías que eso es ilegal? Lo puedo usar en un juicio. Y creanme que si no me pagan la indemnización correspondiente, voy a iniciar acciones legales. Y más gente hablará de este tema… y ¿quién sabe? el caso podría llegar a los medios de comunicación.
Noemí estaba pálida como una hoja de papel. Se quedó completamente muda, sin argumentos.
―No necesitamos llegar a eso ―dijo Mario Dalessi―. Si Brenda Ramallo debe abandonar su puesto, lo hará a través de un despido, con los pagos correspondientes.
―Muchas gracias, Marito ―dijo Brenda, sonriendo―. Si es bajo esos términos, me puedo ir en silencio.
―Muy bien. Entonces, entiendo que ya no hay nada más que hablar ―dijo el decano―. Noemí, ¿querés agregar algún comentario?
―Solo voy a decir que estoy muy desilusionada con la forma en la que se comportó una profesora de este instituto. Ahora tendremos que estar más atentos ante futuras… faltas disciplinarias.
―Perfecto, entonces damos la reunión por finalizada. Chicas, espero que les vaya muy bien con su club de detectives. Si necesitan ayuda con algo, no duden en pedírmelo. Estoy a su disposición.
Mario Dalessi sostuvo su saco colgado del brazo y lo usó para cubrir la potente erección que había entre sus piernas.
Noemí García y Mario Dalessi abandonaron la sala, Issa y Brenda se quedaron junto a las cuatro integrantes del club de detectives.
―Bueno, esto va a estar más que interesante ―dijo la profesora Ramallo. Las demás la miraron, confundidas. Parecía animada a pesar de haber perdido su trabajo―. Issa, vos y yo tenemos un asunto pendiente. Por tu culpa me echaron ―la aludida se puso muy tensa―. Y me lo voy a cobrar. Definitivamente me lo voy a cobrar. Porque vos no sos ninguna santita, y armaste todo esto para joderme la vida.
―Nunca tuve intención de joderte la vida ―se atajó Issa―. No quería que te echaran. De verdad. Pensé que solo sería una sanción temporal.
―Pero no fue así. Ahora no tengo trabajo y eso me molesta muchísimo, porque ganaba muy bien siendo profesora de este instituto. ¿Y sabés qué es lo peor de todo? Que después de esto nadie me va a contratar como profesora, en ningún lado.
―Eso no es mi culpa, vos te hundiste sola, al publicar esas fotos obscenas en tus r************* .
―Puede ser, eso fue arriesgado, lo reconozco. Pero lo hubiera podido manejar con discreción si vos no te hubieras metido. ¿Por qué lo hiciste? ¿Eh? ¿Acaso no la pasamos bien juntas? ¿Le contaste a tus amiguitas detectives lo que hicimos juntas?
―Si te referís a la vez que le chuparon la v***a a un profesor, sí, nos contó ―dijo Rachel.
Brenda la miró sorprendida y luego sonrió.
―Ah, ya veo. Eso no lo vi venir. Pero… estoy segura de que no les contaste todo. ¿Verdad? Habrás decorado la historia para quedar como una pobre víctima de las circunstancias.
―Bueno, sí ―dijo Rachel―, es más o menos lo que nos contó.
―Ya me parecía. ¿Qué te parece si les contamos una versión más completa? ¿Eh? Digo… ya que yo tuve que exponerme a una sesión de humillación pública, me parece justo que vos hagas lo mismo. Al fin y al cabo, si estoy acá es principalmente por tu culpa.
―No, estás equivocada, Brenda…
La rubia se mostró nerviosa, se puso de pie rápidamente, se aferró a su morral e intentó salir del salón. Pero antes de que pudiera llegar a la puerta, Brenda la interceptó.
―Vos te quedás acá ―dijo, agarrándola por la muñeca.
―Hey, si se van a pelear, vayan a otro lado ―espetó Rachel.