Cyan —Ya te dije que solo debes de confiar en mí —repite mi hermana a través de la línea telefónica. Maldigo con los dientes apretados mientras p**o el viaje del taxi que me ha traído hasta la fábrica, aquel lugar al que solo solía venir cuando era niño para comer chocolate, un lugar del que jamás esperé que tendría que llegar a hacerme cargo. Eso se lo dejaba a mi hermana, a mí no me interesaban los negocios de mi padre. —Estoy cagado, Paris, ¿y si alguien se da cuenta de que tú me estás hablando siempre? Acomodo el audífono en mi oído izquierdo, mientras escucho a mi hermana soltar un sonoro suspiro. —No me hables tanto y déjame escuchar todo, es lo único que tienes que hacer. Hoy tendrás una reunión con la tía Celeste, quien va a mostrarnos su nueva receta, bien sabes que todo lo