CAPÍTULO DIEZ Kate nunca había sido una bebedora. Pedía una copa de vino de vez en cuando, y siempre que lo hacía, pensaba en su madre, que había disfrutado de una copa de vino blanco cada noche, justo después de cenar. Una copa; ni más ni menos. Tomaba unas más en ocasiones especiales como cumpleaños o aniversarios, pero incluso entonces, era muy selectiva. Pensó en su madre mientras se hallaba sentada en el pequeño bar situado junto al único motel de Deton —un Best Western algo descuidado. Sorbía una copa de vino mientras DeMarco disfrutaba una cerveza del color de una medianoche sin luna. —¿Has notado como los lugareños se han juntado en partidas? —preguntó DeMarco— Todos estos lugareños, tratando de ayudar a encontrar a esta chica. —Lo he notado —dijo Kate—. Escuché a dos oficiales