"No te puedo divorciar"

1587 Words
[Ximena] Después de pasar una mañana muy agitada y de someterme a un interrogatorio de Martita para averiguar más sobre Tristán "el güero", me encuentro caminando por la estación del metro del Centro Histórico para dirigirme al Gran Hotel de la Ciudad de México, un lugar dónde sólo he ido una vez y fue porque entré a curiosear el lobby, para ver el hermoso techo de vitral que se encuentra ahí.  Al enterarme del hotel donde se encuentra hospedado él tengo dos versiones, una, a Tristán lo chamaquearon cañón y le dijeron que este hotel era el mas barato o algo así, o es rico, y por lo que veo del saco Armani, creo que es la segunda.  «¿Entonces en Las Vegas me casé con un hombre rico, guapo y español? Ni María la del Barrio tiene tanta suerte » pienso mientras camino hacia el hotel por las angostas calles del Centro Histórico. Entro al lobby y la primera expresión que se viene a mi mente es «wow, sí que este chico sabe vivir con lujo » saco mi celular y tomo una foto del techo para recordarlo porque estoy segura que nunca más volveré a entrar.  —¿Puedo ayudarle? — me dice el chico de la recepción.  —Sí, busco a Tristán Ruíz de Con — digo acordándome de nuestra acta de matrimonio — le puede decir que Ximena Caballero está aquí.—  —Un momento — me dice él mientras llama por teléfono, después cuelga — el señor Ruiz de Con dice que si puede subir a la habitación.—  —¿Qué? ¿Para qué o qué? — pregunto y él levanta los hombros.  —No sé señorita, sólo me pidió que lo hiciera.—  —O.K.. — el chico me da el número de habitación y me dirijo al elevador y al verlo sonrío.  —Todo es tan colorido aquí — le digo al señor que me ayuda a subir hasta el piso donde se encuentra Tristán.  Después camino por los pasillos hasta llegar a su puerta —Ok Ximena, tienes todo, hasta ese spray de pimienta que te dió tu papá para defenderte en la calle — me repito como si Tristán no hubiera pasado ya una noche en mi departamento. Toco la puerta de después de unos minutos él abre la puerta y sonrío.  Con un bellísimo traje azul marino con ligeras rayas blancas y una corbata que hace juego a todo, él me ve con esa hermosa sonrisa y con esos ojos que debo admitir pueden verme cuando se les pegue la gana.  —Bienvenida — dice feliz —pasa, pasa — y yo entro un poco tímida. Al ver la vista de la habitación no puedo evitar sonreír.  —Wow, esto es, wow — repito y él esboza una sonrisa.  —¿Bonita no? — me dice mientras se acerca a mí — Nunca había venido a la Ciudad de México, incluso sólo había venido pero a Cancún.—  —Sí, todos vienen a Cancún, está bien, pero no es mi lugar.—  —¿Ah no? — pregunta —¿Dónde es tu lugar? — —Puerto Vallarta, me gusta más, es más tranquilo, no soy mucho de fiesta.—  Tristán comienza a reírse — ¿qué pasa? ¿no me crees? —  —Lo dice una chica que se casó conmigo en Las Vegas, el lugar donde hay más fiesta.— —Sí, pero me conociste en la barra del bar del hotel Tristán, estabas tan borracho que ni lo recuerdas. Así que no fue precisamente en un casino despilfarrando dinero — le aclaro y luego me volteo para ver el resto de la habitación —¿para qué me hiciste que subiera? — pregunto  —¡Ah! No, sólo para qué vieras la vista y para decirte que fue un honor ser tu esposo por un mes, el mejor matrimonio que tendré — me aclara y toma su cartera —¿nos vamos? — dice dejándome un poco confundida por su comentario.  Lo veo de pies a cabeza —¿así vas a ir? — pregunto y él se ve frente al espejo.  —Sí ¿por qué? —  —Porque planeaba ir en metro, pero con esa finta no creo que sea lo más conveniente.—  Voy hacia el teléfono de la habitación y marco a recepción para pedir un Uber que nos lleve al despacho de mi tío en la avenida Reforma, él se sigue viendo frente al espejo y con eso averiguo otra cosa de él, es vanidoso —listo Tristán, vayamos a divorciárnos— le comento.  [...] Después de pasar un tráfico terrible para llegar al despacho de Abogados Caballero, mi primo Juan nos recibe en justo en la puerta.  —¡Mena! ¡Mena! ¡Ximena! — me dice feliz mientras me abraza.  —Juan, no sabía que ya habías regresado de Washington — le pregunto sonriente.  —Sí regresé hace dos días, pero planeaba verte hasta el domingo en la comida familiar — y luego ve a Tristán —¿Ese quién es? — pregunta.  —Es una larga historia, por eso vengo a ver a tu papá, tengo cita.  —Ok ¿segura que luego me contarás? Es que este tiene finta de mirey — comenta y yo me río.  —Te prometo que te enterarás — digo segura — ahora iré a buscar a mi tío.—  Tristán se encuentra viendo una de los televisores que hay, me acerco cuidadosamente —¡Ey! Nos toca— y él voltea y ve a Juan.  —¡Ah! Hola.. Tristán Ruíz de Con — se presenta.  —Juan Caballero, primo de Mena — se presenta con cara de extrañeza. —¡Ah! Entonces somos primos — contesta Tristán y yo lo jalo para que se aleja de ahí.  —¡Qué chingados haces! — le pregunto y él me ve extrañado.  —Pues somos primos ¿no? — pregunta — estamos casados.— —Sí, pero para eso estamos aquí para divorciarnos ¿que no? — le aclaro — así que no es nada tuyo, y después del divorcio, no será nada, así que ni te familiarices ¿O.K? —  Entramos al despacho y nos sentamos en los sillones acolchonados, color café en frente de su escritorio  — me permites— me dice él mientras me mueve la silla para que me siente.  —Gracias— contesto un poco extrañada con ese gesto. Él se sienta a mi lado y suspira —debes estar aliviado de que esta pesadilla termina ¿no? — le digo.  —Pues... — pero veo que ese no es un "pues" seguro —quiero pensar que sí — dice más bajito.  Mi tío entra por la puerta de la sala de juntas y al verme sonríe — ¡Mi Ximenita! — dice feliz  —¡Qué milagro que me llamaras! ¿todo bien? —  —Sí claro — y me pongo de pie para abrazarlo —Tristán este es mi tío, el hermano menor de mi padre, Juan Cabéllelo — le presento.  —Tristán Ruíz de Con — se presenta muy propio.  Mi tío se va a l otro lado del escritorio y se sienta — bueno... ¿a qué debe la visita sobrina consentida? — me pregunta y yo tomo aire.  —Tío, necesito que esto que te voy a decir se quede entre abogado y cliente, no como tío y sobrina ¿si? —  Él entre cierra los ojos extrañado y luego me dice que continúe con un gesto de la mano —vengo a que me divorcies de él — y señalo al guapo español que hay al lado.  —¿Divorciarte? ¿Cuándo te casaste? — pregunta asombrado y creo que si esto no sale bien esta es una prueba de como reaccionará mi padre cuando lo sepa ya que son iguales físicamente.  —Pues, hace un mes ¿recuerdas que me fui a Las Vegas a la despedida de Maquena? — pregunto y él asiente — pues parece ser que no todo se quedó en Las Vegas — y Tristán se ríe bajo la mirada sorprendida de mi tío.  —¡Te casaste en Las Vegas! ¡Cómo Ching...! ¡Cómo es que se te ocurrió! — me dice con su acento marcado del Norte del país.  —No lo sé, incluso ni él ni yo nos acordamos ¿cierto? — le pregunto a Tristán y él asiente.  —Ni puta idea— contesta él con su acento español.  Saco los papeles de mi bolsa y se los muestro, mi tío los toma y los lee intento. Tristán y yo esperamos el veredicto, obviamente esperamos que sea un "bien, los divorciaré" y punto, se firma, nos despedimos, él se va, y yo sigo como si nada.  —'Íjole mija' — escucho a mi tío y eso no me gusta — es que esto no funciona así.— —¿Cómo? ¿cómo que así? — digo alarmada.  —Sí, es que, no te puedo divorciar no más así a la deriva, se debe llevar un proceso, incluso un divorcio express toma tiempo — me aclara y en eso Tristán salta de su silla.  —¿Cuánto tiempo? — pregunta.  —Pues... mas o menos de tres a seis meses, yo daría más seis. Además, ¿cuál es la causa del divorcio? ¿ya han vivido juntos? — —Pues, pues la causa es un error en Las Vegas — dice Tristán un poco desesperado y yo trato de no reírme con su propuesta.  —Pues, así que digas ¡Ah qué error! pues no se ve ¿Verdad? — dice mi tío Juan — porque aquí claramente están las firmas y pues tendremos que investigar bien para que se puedan divorciar, aunque bueno, yo les recomiendo  algo que tal vez funcione.—  —Lo que sea — contesta Tristán.  —Pues, qué les parece si viven juntos unos mesesitos y ven si pega o no, si ya para el tercer mes  ven que de plano no, pues se divorcian y ahí si puedo decir "diferencias irreconciliables".—  Me levanto de pronto y lo veo a los ojos — Tío, me estás diciendo que no me puedes divorciar de él ¿hoy? — y él niega con la cabeza.  —No, puede dentro de unos meses, pero así que digas, hoy, hoy, hoy, no puedo— y volteo ver a Tristán que se encuentra recargado sobre el brazo del sofá y cubriéndose el rostro.  —Lo siento Mena, pero así es ¿quieres que empiece la demanda? — Tristán se pone de pie y sale de la oficina inmediatamente — yo te llamo ¿sí tío? — le digo —Y, sin comentarios con mi papá ¿quieres? —él asiente pero no estoy segura de que mi secreto dure mucho.  Salgo de la oficina y luego del edificio persiguiéndolo ya que camina por la acera sin dirección —¡Oye! — digo detrás de él —¿dónde vas? — le pregunto.  Pero Tristán no me contesta y en la primera oportunidad que tiene toma un taxi sobre la avenida y se sube dejándome de pie en medio de la acera. 
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