THELMA —No has dicho una palabra desde que volvimos—. Le dije mientras me quitaba los pendientes. Fue un largo viaje en coche y Nicolau se quedó en su teléfono hablando con los hombres la mitad del tiempo, y luego sólo estaba en silencio la mayor parte del otro tiempo. —Es que tengo muchas cosas en la cabeza—. Suspiró. —Siempre puedes hablar de ello. —Lo manejaré, ángel, está bien—. Aseguró acercándose a mí. Me giró hacia el espejo besándome el cuello. —Esta noche estabas preciosa. —¿Lo estaba? Estuve muy nerviosa todo el tiempo, gracias por quedarte a mi lado—. Exhalé. Mucha gente le hablaba y le saludaba, pero él nunca me soltó la mano. Como había prometido. —Te dije que lo haría—. Dijo cuando sentí que me bajaba la cremallera del vestido por detrás. Lo bajó lentamente dejando al d