Blanca. —Blanca. —me giro al oír mi nombre y es Osvaldo—. La verdad que no esperaba verte acá. —¿Y eso?. —sonriendo me acerco así lo saludo, pero se aleja negando—. ¿Estás bien?. —Sí. —niega mirando hacia todos lados—. Solo que es raro. —¿Por?. —Es una iglesia... Y estás casada con un demonio indio. —mi sonrisa se borra de inmediato al oír eso—. La verdad que jamás creí que fueras una sucia Blanca. —doy un paso hacia atrás, ya que jamás me esperé que me hablé así, bueno, la verdad que no espero mucho de nadie a esta altura del partido, pero jamás los insultos que me dan—. Una puta de indios. —No voy a permitir que me hables de esta forma. —Tuviste un hijo con ese asqueroso y te ofendes por una palabra. —¿Pero quién te crees que eres?. —lo empujo furiosa y no sé de donde saco las f