—Cada hoja hacía añicos mi corazón ¿Qué tan ciego quise hacerme del cuidado de Mellisa? Sabía de sobra que mi esposa la odiaba y que mi hija no la toleraba, de eso a las maléficas acciones que leía en cada hoja, era un mar de separación. No solo la habían tratado como la hija de la empleada en sociedad, no se sintieron satisfechas con maltratarla física y verbalmente, no esa era la más simple de las diversiones de ellas ¡Fui tan tonto!
—Mientras Giselle y Wilson estaban en academias de prestigio con maestros privados que los ayudan en casa, Mellisa había sido matriculada en una escuela pública ¡No debió haber sido al revés! Rodeada de personas que la maltrataban aún más, por ser una simple “huérfana”
“Huérfana” eso decía su inscripción, Malena se había encargado personalmente
